“MORENA SE DEVORA A SÍ MISMA: DIPUTADA DENUNCIA GOLPIZA,
ABUSO Y AMENAZAS EN ACOLMAN”
*Al interior de Morena, del discurso de justicia social al
infierno de la violencia política
Por: Expediente Secreto
Acolman, Estado de México, 4 de septiembre de 2025.- Lo que
Morena pregonó como una “transformación” se ha convertido en un campo de
batalla donde la ambición, el dinero y el poder pesan más que la justicia
social. El partido que se llenó la boca hablando de austeridad hoy se devora a
sí mismo, con sus propias tribus políticas disputándose el control a golpes,
amenazas y agresiones brutales.
La muestra más reciente de esta descomposición la dio la
diputada federal morenista Claudia Garfias, quien denunció haber sido golpeada,
ultrajada y amenazada por un grupo de encapuchados, presuntamente enviados por
su compañero morenista, el diputado local Osvaldo Cortés Contreras, y la
presidenta municipal de Acolman, Blanca Guadalupe Sánchez Osorio.
UNA EMBOSCADA DISFRAZADA DE OPERATIVO
Según relató la legisladora en conferencia de prensa en San
Lázaro, el pasado 12 de agosto, sus oficinas distritales en Cuanalan fueron
rodeadas por policías municipales bajo el pretexto de un “operativo de rutina”.
Lo que siguió no fue una revisión, sino una emboscada: 50 hombres encapuchados
y armados descendieron de vehículos, atacando a la diputada, a su equipo y
hasta a sus hijos.
“Me toma por la espalda y me empieza a golpear, a manosear, a
ultrajar y de paso a mandarme un mensaje fuerte”, denunció al señalar
directamente al chofer de Osvaldo Cortés como su agresor físico y sexual.
Su asesor político terminó con lesiones graves que podrían
dejar secuelas neuronales permanentes. Los atacantes también destruyeron la
oficina distrital, robaron equipos y dinero, y bloquearon el acceso con un
camión que, acusó Garfias, acabó en manos de la presidencia municipal de
Sánchez Osorio.
LA GUERRA SUCIA DE MORENA
El episodio desnuda lo que hoy ocurre en Morena: violencia
sexual usada como arma política, agresiones físicas como método de control y grupos
de choque operando bajo la protección de autoridades municipales.
No es un ataque aislado. Garfias advirtió que ya había
recibido amenazas previas y responsabilizó públicamente a Cortés y a Sánchez
Osorio de cualquier daño a su vida o a la de su familia.
EL SILENCIO CÓMPLICE
La agresión no solo exhibe el nivel de descomposición en
Acolman, sino también el silencio cómplice de las autoridades estatales y
federales. El mensaje es claro: quien se atreve a desafiar el control político
local puede terminar ultrajado, golpeado o muerto.
Morena, que prometió un gobierno distinto, hoy reproduce con
mayor crudeza las viejas prácticas de cacicazgos y venganzas. En Acolman, la
política ya no se distingue del crimen organizado: ambos operan con violencia,
impunidad y terror.
LA 4T EN RUINAS
Lejos de consolidar la llamada Cuarta Transformación, en
Acolman lo que prevalece es un municipio atrapado entre las pugnas de Morena,
donde la ciudadanía queda abandonada a la ley del más fuerte.
La denuncia de Claudia Garfias debería encender todas las
alarmas, pero la dirigencia de su partido ha optado por el silencio. Y ese
silencio, en medio de la sangre y la humillación, equivale a complicidad.
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