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ASESINATOS LIGADOS AL HUACHICOL ENVUELVEN A LA MARINA   Por: Héctor De Mauleón   Unas horas después de que se diera a conocer su par...

martes, 9 de septiembre de 2025

ASESINATOS LIGADOS AL HUACHICOL ENVUELVEN A LA MARINA

 

Por: Héctor De Mauleón

 



Unas horas después de que se diera a conocer su participación en una red de tráfico de huachicol fiscal operada por altos funcionarios de la Marina, el capitán Jeremías Pérez Ramírez fue hallado sin vida en sus oficinas de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira, Tamaulipas. El cuerpo del capitán presentaba un solo disparo en el pecho.

 

Su nombre acababa de aparecer en la lista de elementos de la Marina que, según la acusación del exdirector de la Aduana de Tampico, el capitán Alejandro Torres Joaquín, recibieron sobornos para permitir la descarga de buques de huachicol en el puerto de Tampico.

 

Torres Joaquín recibió 100 mil pesos en abril de 2024, enviados por el capitán de corbeta retirado Miguel Ángel Solano Ruiz, operador de la red tejida por el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el contralmirante Fernando Farías, sobrinos políticos del exsecretario de Marina durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, Rafael Ojeda.

 

Según la información entregada a la Fiscalía General de la República por el exdirector de la Aduana de Tampico, seis buques cargados con millones de litros de combustible ilegal atracaron unas 14 veces en el puerto, bajo la protección de elementos de la Agencia Nacional de Aduanas de México: más de 25 millones de pesos fueron repartidos a personal naval y aduanero por la red de tráfico manejada por los sobrinos del almirante Ojeda. Los pagos para cada funcionario, según Torres Joaquín, eran de entre 100 y 300 mil pesos.

 

La red no operó únicamente en las aduanas de Tampico y Altamira. Desde agosto de 2022, el entonces secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, solicitó al director del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez, que investigara una red que operaba también en las aduanas de Baja California y Sonora, estado del que son originarios los hermanos Farías Laguna, sobrinos del almirante Ojeda. En abierta contradicción con el oficio girado por el general Sandoval, el fiscal general Alejandro Gertz afirmó que la red fue denunciada hace dos años. Las operaciones reveladas por el exdirector de la Aduana de Tampico abarcan precisamente el tiempo en que, según su propia afirmación, el fiscal Gertz tuvo conocimiento y comenzó “a investigar” dicha red.

 

En el oficio enviado a Audomaro Martínez, el secretario de la Defensa señalaba al entonces administrador de Operación Aduanera, Juan Carlos Madero Larios, cuñado de la hoy presidenta del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas, Tania Contreras, la cual fue a ampararse contra una posible orden de aprehensión poco antes de que estallara el escándalo de corrupción en las aduanas de Tamaulipas.

 

Durante el sexenio de López Obrador fue asesinado el Rey del Huachicol, Sergio Carmona, cuyo hermano controló la aduana de Reynosa e instaló una red de tráfico a gran escala, con cuyas ganancias Carmona financió las campañas de varios gobernadores y presidentes municipales de Morena en 2021 y 2022. Cuando iba a convertirse en testigo protegido del gobierno de Estados Unidos, sicarios con aire militar, según los testigos, lo ejecutaron en San Pedro Garza García, Nuevo León.

 

No fue la única muerte asociada al tráfico de huachicol en Tamaulipas. A finales de mayo de 2023, y a solo dos semanas de dejar su puesto en el área de Comercio Exterior de la Aduana de Matamoros para asumir el cargo de subdirector de Operación Aduanera en Manzanillo, hombres armados sacaron a Sergio Emmanuel Martínez Covarrubias del restaurante donde desayunaba. Horas más tarde el funcionario fue encontrado muerto.

 

Había llegado a Manzanillo para remplazar al capitán de la Marina Adrián Omar del Ángel Zúñiga, quien dejó el cargo por “un acuerdo” al que había llegado con el almirante Rafael Ojeda y con el entonces titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México, Rafael Marín Mollinedo. Dos días antes de que lo asesinaran, denunció que un directivo de la Aduana de Manzanillo lo había amenazado de muerte.

 

López Obrador atribuyó su asesinato “a las medidas que se están tomando” para detener el tráfico de fentanilo. En la misma conferencia, AMLO dijo que “la Marina ha hecho un trabajo ejemplar en el control de los puertos marítimos”. El asesinato de Martínez Covarrubias aparece, sin embargo, bajo una nueva luz tras las revelaciones que involucran a marinos, funcionarios y empresarios de Tamaulipas con la red que manejaron los sobrinos del almirante Ojeda y que dejó un quebranto en Pemex por miles de millones de dólares.

 

Una historia mucho más siniestra salió a la luz en mayo de 2024, cuando un alto funcionario de la Agencia Nacional de Aduanas, Carlos Narváez Romero, fue asesinado en las cercanías de Polanco, en la ciudad de México.

 

Narváez Romero era sobrino del entonces director de Pemex, Octavio Romero, y amigo íntimo de los hijos de Andrés Manuel López Obrador. Había trabajado como director de Procedimientos y Evaluación de Aduanas al lado de Horacio Duarte, al que estuvo a punto de sustituir al frente la agencia, y con el propio Rafael Marín Mollinedo. Uno de sus colaboradores fue precisamente Juan Carlos Madero Larios, el cuñado de la hoy presidenta del Tribunal de Justicia.

 

Narváez renunció intempestivamente en junio de 2023. Marín Mollinedo declaró tras su muerte que Narváez había sido amenazado por las mafias del huachicol. Un sicario lo esperó frente a su edificio y lo asesinó cuando el exfuncionario regresaba de dejar a su hijo en la escuela.

 

Todas las muertes tienen en común un mismo sitio: la Aduana de Tamaulipas. Todas las muertes conducen a ella. En noviembre pasado, Rubén Guerrero Alcántara, el contralmirante que denunció en una carta la trama de corrupción operada en puertos y aduanas por los sobrinos del almirante Ojeda, fue asesinado en Manzanillo. Solo personal de la Marina conocía el lugar donde iba a vacacionar.

 

La cloaca apenas comienza a destaparse. López Obrador ya tiene por lo pronto en la Marina, quién iba a decirlo, a su propio García Luna.

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