ECATEPEC Y CHALCO: EL PODER POLÍTICO ARRODILLADO
ANTE EL CRIMEN ORGANIZADO
“En Ecatepec y Chalco, los criminales ya no se esconden: hoy
gobiernan con credenciales oficiales, abrazados por Morena y apadrinados por el
Partido Verde.”
Por: EXPEDIENTE SECRETO
CHALCO, ESTADO DE MÉXICO, 22 de septiembre de 2025. – La
alcaldesa morenista Azucena Cisneros Coss intentó limpiar su imagen en redes
sociales con un video en el que aseguró que “no tiene ni tendrá ningún tipo de
relación con grupos generadores de violencia”. Sin embargo, las evidencias
documentadas, las investigaciones oficiales y la memoria colectiva contradicen
su discurso.
Detrás de su ascenso político aparecen nombres que no solo
forman parte de la historia criminal del Estado de México, sino que siguen
operando con influencia directa en la política local: El Choko, El Memo y El
Jimmy.
EL PASADO INCÓMODO: “EL CHOKO” Y LA CAMPAÑA DE CISNEROS
Alejandro “N”, alias El Choko, líder de La Chokiza,
actualmente detenido por delincuencia organizada, secuestro y extorsión, fue en
campaña un aliado visible de Azucena Cisneros. Existen fotografías y videos en
los que la entonces candidata lo presentaba como “un gran ser humano”.
Ese respaldo fue más que simbólico: representaba el aval de un
grupo delictivo con fuerte control territorial en Ecatepec. Hoy, Cisneros
intenta borrar ese vínculo de su historial político, pero la evidencia pública
muestra que su campaña se apoyó en estructuras criminales.
GUILLERMO FRAGOSO BÁEZ: EL VERDADERO PATRÓN
El caso más grave es el de Guillermo Fragoso Báez, alias El
Memo, El Jefe o El Patrón, señalado por la Fiscalía General de la República
(carpeta FED/FEMDO/UEIDMS-MEX/0000421/2024) como pieza clave en una red
criminal que conecta a la Familia Michoacana, Los Mayas, La Chokiza y
sindicatos de fachada.
Los delitos que se le imputan son múltiples: homicidio,
secuestro, narcomenudeo, huachicol, extorsión, despojo de propiedades y tráfico
de armas. Cateos a cinco de sus domicilios en Ecatepec revelaron drogas, armas
largas, caballos pura sangre y animales exóticos, un patrimonio que refleja el
poderío económico de su red.
Fragoso, además, impone cuotas de 30 mil pesos mensuales a
narcomenudistas, exprime tianguistas, mototaxistas y comerciantes, y está
señalado de haber despojado al menos 700 propiedades en el Estado de México. Su
influencia se ha extendido a alcaldías de la Ciudad de México como Gustavo A.
Madero, Tláhuac, Cuauhtémoc e Iztapalapa.
CHRISTIAN JESÚS CASTILLO GRIMALDO “EL JIMMY”: EL REGIDOR
CRIMINAL
El tercer eslabón de esta red es Christian Jesús Castillo
Grimaldo, alias El Jimmy, líder del Sindicato 22 de Octubre. Su grupo opera en
al menos ocho municipios mexiquenses y varias alcaldías de la capital,
dedicándose a la extorsión de transportistas, piperos, constructoras y casas de
materiales. La amenaza es clara: quien no paga, muere.
A diferencia de otros líderes criminales, El Jimmy ocupa un
cargo público: es sexto regidor en Chalco. Y su padrino político tiene nombre y
apellido: José Alberto Couttolenc Buentello, dirigente del Partido Verde en el
Estado de México, quien lo protegió y respaldó para llegar al cabildo.
Vecinos lo acusan de controlar pozos de agua y purificadoras
en el oriente mexiquense, así como el transporte público, imponiendo cuotas que
se cobran bajo la sombra de la violencia.
MORENA Y LA RED DE COMPLICIDADES
Las redes sociales exhiben fotografías que comprometen aún más
a la clase política. Guillermo Fragoso Báez, El Memo, aparece junto a figuras
centrales de la Cuarta Transformación: Mario Delgado, exdirigente nacional de
Morena y actual secretario de Educación; la gobernadora Delfina Gómez Álvarez;
el secretario de Gobierno estatal, Horacio Duarte; la senadora Mariela
Gutiérrez Escalante; el expresidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña; y la
propia presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
La pregunta es inevitable: ¿cómo puede un personaje perseguido
por la FGR posar con dirigentes de Morena y ser tratado como aliado político?
EL CRIMEN CON FUERO
El caso de Ecatepec y Chalco revela una dinámica alarmante: el
crimen organizado no solo financia campañas, también coloca a sus operadores en
cargos públicos. Mientras Azucena Cisneros insiste en negar vínculos, lo cierto
es que su trayectoria está rodeada de padrinos incómodos y respaldos
criminales.
El poder político y el crimen organizado se han convertido en
dos caras de la misma moneda. Y el costo lo pagan los ciudadanos, que
sobreviven entre extorsiones, asesinatos y despojos, mientras partidos como
Morena y el Verde Ecologista normalizan la presencia de delincuentes en la vida
pública.
La pregunta final es directa y urgente: ¿cuánto del dinero
ensangrentado que generan Fragoso, El Jimmy y sus redes termina en los
bolsillos de funcionarios de la Cuarta Transformación y sus aliados?
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