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martes, 2 de septiembre de 2025

EDOMEX: EL NEGOCIO DE LAS CÁRCELES, LA MENTIRA DE DELFINA

 Y EL INFIERNO DE TEXCOCO

 

Por: Expediente Secreto

 



Texcoco, Estado de México, 2 de septiembre de 2025.– En el Estado de México, el crimen no solo manda en las calles: también reina dentro de los penales. Y lo hace con la complicidad de quienes deberían garantizar la seguridad y los derechos humanos.

 

Mientras el subsecretario de Control Penitenciario, Víctor Manuel Martínez Mendoza, y el secretario de Seguridad estatal, Cristóbal Castañeda Camarillo, se pasean por los medios asegurando que las extorsiones “ya son cosa del pasado”, las familias de los internos exhiben la verdad: las cárceles mexiquenses son un negocio millonario administrado desde adentro, con las manos de los propios funcionarios.

 

LA PROTESTA QUE ROMPIÓ EL DISCURSO OFICIAL

 

Este martes, más de 200 familiares de presos salieron a bloquear la carretera México–Texcoco, a la altura de Chapingo, y la Texcoco–Lechería, frente a Soriana, en el entronque con la autopista Peñón–Texcoco. El motivo: el hartazgo por los abusos cometidos dentro del penal de Molino de Flores, donde se cobra por todo, comida, espacio para dormir, acceso a visitas, seguridad, eso sí, bajo la vigilancia de custodios y directivos que operan en impunidad con grupos criminales.

 

Los inconformes exigieron el traslado a penales federales de Miriam Vázquez García, alias “La Moto Mami”, junto con otros 18 internos, a quienes señalan como operadores clave de las redes de extorsión dentro del penal.

 

EXTORSIÓN INSTITUCIONALIZADA

 

Las denuncias son contundentes: al interior de las cárceles del Edomex, las cuotas se imponen a sangre y fuego. Quien no paga, sufre represalias. Quien protesta, es castigado. Y quién se atreve a denunciar, enfrenta el silencio cómplice de las autoridades.

 

El dinero fluye en cantidades millonarias. Y, según los manifestantes, no se queda en los custodios de bajo rango: llega a los bolsillos de Martínez Mendoza, de Castañeda Camarillo, y hasta de la propia gobernadora Delfina Gómez Álvarez, que ha optado por tapar el sol con un dedo en lugar de enfrentar la podredumbre del sistema penitenciario.

 

EL INFIERNO TRAS LAS REJAS

 

La violencia dentro de los penales es la mejor radiografía del fracaso del gobierno morenista en el Estado de México. Mientras se presume una “estrategia integral de seguridad”, las cárceles son auténticos centros de operación criminal, donde la ley la dicta el que más paga y la complicidad de las autoridades asegura la permanencia del negocio.

 

El penal de Molino de Flores, en Texcoco, es apenas un ejemplo. En toda la entidad se repite el mismo guion: extorsión, corrupción, impunidad.

 

EL FRACASO DE DELFINA

 

El silencio de Delfina Gómez no es inocente. Su administración se beneficia políticamente de discursos triunfalistas, pero también, según las acusaciones de familiares, económicamente de las extorsiones que ocurren todos los días.

 

Si el gobierno de Morena en el Edomex no puede (o no quiere) limpiar sus cárceles, ¿Qué autoridad moral tiene para hablar de pacificar las calles?

 

Porque la ecuación es clara: si las prisiones son centros de crimen, las calles nunca serán seguras.

 

UN ESTADO FALLIDO TRAS LOS MUROS

 

La protesta en Texcoco es apenas un aviso. Si las demandas no son atendidas, los bloqueos y movilizaciones continuarán. Lo que está en juego no es solo el destino de unos cuantos internos, sino la credibilidad de un gobierno que prometió “cambio” y que hoy se hunde en la misma corrupción que juró combatir.

 

El Estado de México se está acostumbrando a convivir con el crimen. Y lo más grave es que ese crimen está administrado desde el poder.

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