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sábado, 8 de noviembre de 2025

CORRUPCIÓN A CIELO ABIERTO EN LA FISCALÍA DEL EDOMEX: SILENCIO CÓMPLICE Y NEGOCIOS SUCIOS EN NEZAHUALCÓYOTL

                                      

* Mientras Cervantes y Archundia presumen transparencia, sus fiscales extorsionan, fabrican delitos y convierten la justicia en un negocio de alto rendimiento


Por: EXPEDIENTE SECRETO




Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, 8 de noviembre de 2025.– Mientras el Fiscal General de Justicia del Estado de México, José Luis Cervantes Martínez, desfila casi a diario ante cámaras al lado de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, del secretario de Gobierno Horacio Duarte Olivares y del secretario de Seguridad estatal Cristóbal Castañeda Camarillo, presumiendo una supuesta “disminución” de los delitos graves en la entidad, la podredumbre al interior de las fiscalías especializadas, enfaticamente en la zona oriente, sigue creciendo sin freno.

 

El discurso triunfalista del Fiscal se estrella contra una realidad incómoda: la corrupción es el verdadero delito que no se combate. Y lo peor, se comete desde adentro.

 

LA CUEVA DE LOS LADRONES “INVESTIGADORES”

 

En Ciudad Nezahualcóyotl, la llamada Fiscalía Especializada en la Investigación del Delito de Robo de Vehículos, encabezada por el Fiscal especializado del combate al Robo de Vehículos, Zona Oriente, Luis Alberto Olmedo Aguillón, funciona más como una oficina de extorsión institucional que como una dependencia de justicia. Bajo su mando opera todo un ejército de “madrinas”, soplones y falsos investigadores que, a plena luz del día, cobran 700 pesos por revisar si un auto o motocicleta tiene reporte de robo, dinero que jamás entra a las arcas públicas, pero sí engorda los bolsillos del fiscal y su círculo de confianza.

 

El método es tan cínico como rentable: los informantes de la propia fiscalía señalan motocicletas o autos presuntamente irregulares, muchas veces propiedad de talleres o negocios que compran desperdicio industrial. Luego viene el operativo, el cateo, las detenciones arbitrarias y el sello en el inmueble, “inmovilizado”. La negociación llega después: pagos que pueden alcanzar los cientos de miles de pesos para “liberar” personas o propiedades.

 

LA CORRUPCIÓN INSTITUCIONALIZADA

 

Los abusos no son secreto. En la Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados, donde despacha Olmedo Aguillón, el tráfico de influencias y la extorsión son parte del día a día. Propietarios de inmuebles cateados o vehículos asegurados deben esperar semanas, a veces meses, para que se “resuelva” su caso. En ese tiempo, la desesperación se convierte en negocio: hasta 150 mil pesos por recuperar un predio no es raro.

 

Y el negocio no termina ahí. Fuentes internas señalan que Olmedo Aguillón mantiene acuerdos directos con los dueños de los corralones “Asistencia Metropolitana” y “Aries”, donde van a parar todos los vehículos asegurados. A cambio, recibe una comisión por unidad, entre 1,500 y 2,000 pesos, lo que convierte cada cateo, cada retén y cada decomiso en un negocio redondo.

 

EL SILENCIO QUE PROTEGE

 

Lo más grave no es solo la existencia de estos delitos, sino la impunidad institucionalizada. Tanto el Fiscal General Cervantes Martínez como el titular de la Fiscalía Anticorrupción, Rodrigo Archundia Barrientos, conocen los hechos y guardan silencio. El primero presume “eficacia”, el segundo “transparencia”, pero ambos parecen más preocupados por cuidar su imagen política que por limpiar la cloaca en la que se ha convertido buena parte del aparato ministerial mexiquense.

 

Archundia, nombrado con bombo y platillo como el supuesto guía contra la corrupción, ha resultado otro funcionario decorativo, mudo ante los escándalos que manchan la fiscalía. Su inacción es cómplice.

 

UN SISTEMA PODRIDO DESDE LA CÚPULA

 

En el Estado de México, la corrupción ya no se esconde: se administra. Los fiscales especializados actúan como virreyes, los investigadores como cobradores de piso, y los ciudadanos como simples víctimas de un sistema que castiga la pobreza, no el crimen.

 

Mientras tanto, los responsables de limpiar la institución prefieren salir en las fotos, inaugurar foros y presumir estadísticas manipuladas. La justicia mexiquense sigue siendo un negocio, y sus operadores, los principales delincuentes.

 

En el oriente del Edomex, la Fiscalía especializada contr el Robo de Vehículos no combate el delito: lo fabrica, lo vende y lo recicla. Y mientras Cervantes y Archundia sigan haciéndose de la vista gorda, la impunidad seguirá siendo el motor que mueve a su “fiscalía ejemplar”.

 

Porque en el Edomex, los verdaderos ladrones no se esconden entre los criminales: despachan en las oficinas de la propia Fiscalía. Y lo hacen con uniforme, cargo oficial y total impunidad.

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