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NEZA, TIERRA DE IMPUNIDAD: POLICÍAS CORRUPTOS, MINISTERIOS PÚBLICOS VENDIDOS Y UN FISCAL GENERAL CIEGO   Ciudad Nezahualcóyotl, Estado d...

miércoles, 27 de agosto de 2025

NEZA, TIERRA DE IMPUNIDAD: POLICÍAS CORRUPTOS, MINISTERIOS PÚBLICOS VENDIDOS Y UN FISCAL GENERAL CIEGO

 



Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, 27 de agosto de 2025.– Lo que debería haber sido un simple procedimiento de tránsito tras un accidente se convirtió en un ejemplo grotesco de la podredumbre institucional que carcome al Estado de México. El caso de una mujer atropellada el pasado 12 de junio en Nezahualcóyotl expone la cadena de corrupción que va desde policías municipales y paramédicos hasta agentes del Ministerio Público y funcionarios de la llamada Fiscalía Anticorrupción, todos amparados bajo la indiferencia o complicidad del Fiscal General José Luis Cervantes Martínez.

 

Ese jueves, alrededor de las 8:20 de la mañana, la mujer se dirigía a su trabajo en motoneta sobre avenida Sor Juana Inés de la Cruz. De pronto, un vehículo compacto blanco salió intempestivamente de la calle Amanecer Ranchero y la embistió de frente, arrojándola al asfalto. La víctima quedó inconsciente, tendida en plena vialidad. Lo lógico habría sido que la policía asegurara a la conductora responsable, preservara la escena y garantizara el traslado seguro de la herida. Nada de eso ocurrió.

 

Policías al servicio del dinero

 

Los primeros en llegar fueron los policías municipales José Alberto García, Maye y Juan Pablo García Roque, tripulando la unidad 108. En vez de actuar conforme a la ley, se dedicaron a encubrir. La mujer lesionada relata que los uniformados permitieron que la verdadera conductora del vehículo, una joven menor de edad, que incluso portaba sandalias, fuera sustituida por otra persona. Los policías fabricaron una versión falsa del accidente, borrando toda responsabilidad de la autora real.

 

Lo más indignante: tanto policías como paramédicos manipularon el parte informativo, borraron evidencias y acomodaron los hechos a cambio de dinero. La vida de la víctima, que presentaba lesiones serias, pasó a segundo plano frente al interés de llenar sus bolsillos.

 

Paramédicos: mercenarios de la desgracia

 

Los tripulantes de la ambulancia tampoco cumplieron con su deber. La mujer fue trasladada al hospital sin que le permitieran identificar el número económico de la unidad ni los nombres de los paramédicos. La dejaron abandonada a las puertas del nosocomio, como si fuera un estorbo, a pesar de que la ley los obliga a garantizar la atención hasta descartar cualquier riesgo de muerte.

 

Los estudios confirmaron fracturas en el brazo y en el pie derecho, lesiones que la dejarían incapacitada por meses.

 

Ministerio Público de Neza-La Perla: justicia vendida

 

Cuando la víctima salió del hospital y acudió al Ministerio Público de Neza-La Perla, la realidad fue todavía más obscena: el vehículo nunca fue detenido, la conductora nunca fue presentada y los policías habían borrado cualquier rastro de responsabilidad. La agente del MP, Cecilia González Vargas, lejos de actuar en favor de la víctima, se ha convertido en un muro de pretextos. Vendió su conciencia, bloqueando la investigación a cambio de unos cuantos pesos.

 

La carpeta de investigación, con número NEZ/NEZ/NZ3/062/164845/25/06, quedó reducida a papel muerto. La afectada tuvo que peregrinar durante semanas sin obtener más que negativas y evasivas.

 

Fiscalía Anticorrupción: burla institucional

 

Como último recurso, la mujer acudió a la Fiscalía Anticorrupción, donde esperaba un mínimo de imparcialidad. Lo que encontró fue otra farsa. El agente Jesús Helmer Zareth Hernández Sánchez, adscrito a la Visitaduría General, la citó tres veces, retrasando el proceso de manera deliberada. Finalmente, el 22 de agosto, le confesó sin pudor que su denuncia jamás prosperaría y le sugirió que se diera por vencida.

¿De qué sirve una Fiscalía Anticorrupción que desalienta a las víctimas y protege a los corruptos? En Neza, parece ser un mecanismo de simulación: una oficina creada no para combatir la podredumbre, sino para administrarla y ocultarla.

 

El gran ausente: José Luis Cervantes Martínez

 

En lo alto de esta cadena está el fiscal general del Estado de México, José Luis Cervantes Martínez. Cada omisión, cada encubrimiento, cada negligencia y cada soborno cometido por policías, paramédicos y ministerios públicos ocurre bajo su responsabilidad. Su silencio lo convierte en cómplice. Porque cuando una mujer atropellada es abandonada a su suerte, cuando se manipulan informes oficiales, cuando se compra la voluntad de ministerios públicos y cuando una Fiscalía Anticorrupción se dedica a encubrir, y el fiscal general no actúa, entonces no hay justicia: hay un sistema de complicidad.

 

¿De qué sirve un fiscal que se mantiene callado como momia mientras la corrupción se come viva a la gente de Neza? ¿Cuántas víctimas más deben ser humilladas, despojadas y abandonadas para que Cervantes Martínez deje de solapar delincuentes vestidos de uniforme o de traje?

 

Impunidad institucionalizada

 

Este caso no es un hecho aislado: es un reflejo de un patrón en Nezahualcóyotl. La policía actúa como un cartel con placa, los paramédicos como mercenarios de la desgracia, los ministerios públicos como vendedores de justicia y la Fiscalía Anticorrupción como un chiste cruel.

 

La mujer lesionada no solo fue víctima de un atropellamiento, fue víctima del sistema entero. Perdió su salud, su fuente de ingresos y meses de tranquilidad. Lo único que ganó fue una lección amarga: en Neza, la justicia se compra, la ley se negocia y las víctimas son obligadas a rendirse.

 

Una exigencia inaplazable

 

Es momento de exigir que nombres como José Alberto García, Maye, Juan Pablo García Roque, Cecilia González Vargas y Jesús Helmer Zareth Hernández Sánchez no sigan cobrando como servidores públicos. Deberían estar enfrentando procesos penales por corrupción y encubrimiento. Y es momento de que el fiscal José Luis Cervantes Martínez responda públicamente: ¿por qué protege a estos delincuentes? ¿Qué gana con su silencio?

 

En Nezahualcóyotl, hoy queda claro que el verdadero peligro no es ser atropellado: es caer en manos de un sistema de justicia podrido que puede condenar a cualquier ciudadano inocente al abandono y a la impunidad.

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