LA REALIDAD DE LA NOTICIA

NEZA, TIERRA DE IMPUNIDAD: POLICÍAS CORRUPTOS, MINISTERIOS PÚBLICOS VENDIDOS Y UN FISCAL GENERAL CIEGO   Ciudad Nezahualcóyotl, Estado d...

lunes, 25 de agosto de 2025

FERNANDITO, UN CASO QUE INDIGNA; MARTHA GUERRERO, EXHIBIDA

 

Por: Expediente Secreto




LA PAZ, Méx.- La muerte de Fernandito «N», un niño de apenas cinco años, no es solo un crimen atroz. Es la radiografía de un municipio hundido en la miseria, gobernado por la morenista Martha Guerrero Sánchez, donde la corrupción, la indiferencia institucional y el abandono social se entrelazan hasta convertirse en una condena de muerte para los más vulnerables.

 

LA TRAGEDIA

 

Todo comenzó el 28 de julio de 2025, cuando Fernando fue arrebatado a su madre, doña Noemí, por una deuda absurda en cantidad, pero devastadora en consecuencia: mil pesos. Los agresores, una familia compuesta por padre, madre e hija, le aseguraron que «tomarían al niño en prenda» hasta que pagara. En un municipio funcional, la madre habría acudido de inmediato a las autoridades.

 

Pero en La Paz, la historia es otra: nadie confía en la policía, ni en la fiscalía ni el gobierno municipal. Noemí, la madre, hizo lo que hacen muchos ciudadanos desesperados: suplicar a los captores la liberación de su hijo. Durante días enteros fue y vino al domicilio de los agresores. Cada vez recibía una excusa distinta: «No está», «Se lo llevó un tío». El 4 de agosto, cuando las autoridades finalmente actuaron, Fernando ya estaba muerto.

 

FUNCIONARIOS SOLO DE ADORNO

 

El viacrucis de Noemí comenzó en el DIF municipal donde fue recibida por la procuradora Korina Corona García, hija del exalcalde perredista Agustín Corona Ramírez. La funcionaria lejos de ofrecer ayuda, la ignoró. El siguiente paso fue acudir a la Fiscalía General de Justicia, en Los Reyes La Paz.

 

Allí, el jefe de la Unidad de Averiguaciones Previas, de nombre Óscar Paulín también la ignoró. Le respondió con cinismo: «No tengo tiempo, voy a un cateo». Pasaron días de angustia antes de que la policía se presentara en el domicilio de la colonia Ejidal El Pino, en calle Carmen Serdán, manzana 36, lote 07. El ingreso solo fue posible porque el dueño del inmueble autorizó la entrada. En el interior hallaron el cuerpo de Fernandito dentro de unas bolsas blancas, envuelto en una sábana amarilla, en avanzado estado de descomposición.

 

LA EVIDENCIA

 

El dictamen de necropsia fue demoledor: Fernandito tenía la clavícula derecha rota, ambos brazos fracturados, marcas de amordazamiento y señales de haber sido maniatado. La causa de muerte: traumatismo craneoencefálico severo, producido por golpes con un objeto pesado, posiblemente un martillo. Según los peritos, murió entre el 28 y 29 de julio, días antes de su hallazgo. Tres personas fueron detenidas: Lidia «N», de 40 años; Ana Lilia «N», de 18 años y Carlos «N», de 56 años. Pese a sus declaraciones, que intentaban matizar los hechos, el juez del caso confirmó que las pruebas eran contundentes y que la madre había rogado en repetidas ocasiones la devolución de su hijo sin éxito.

 

SHOW POLÍTICO Y MANIPULACIÓN

 

 El escándalo trascendió fronteras. El domingo 10 de agosto, la gobernadora Delfina Gómez Álvarez y la alcaldesa Martha Guerrero Sánchez visitaron a la madre, cargando despensas y promesas de «apoyo total». Poco después, algo cambió: Noemí renunció a su abogada Fabiola Villa para aceptar la representación de un supuesto «asesor jurídico» del ayuntamiento de La Paz, un individuo de nombre Ramón Flores Buendía, quien se desempeña como secretario particular de la alcaldesa. El problema: que la ley no le permite litigar por ser servidor público. La maniobra dejó a la vista una intención más de control político que de justicia real.

 

CORRUPCIÓN CON NOMBRE Y APELLIDO

 

Es un secreto a voces que Oscar Mendoza Paulin es el funcionario que desprecio y cerró la puerta a la madre de Fernandito. Este servidor público no es un desconocido para los vecinos de La Paz. Mendoza Paulín es señalado de actuar como «dique» para frenar investigaciones contra oscuros personajes del hampa como es el caso del desaparecido Emilio Elizalde Servín, quien fuera ejecutado el 21 de abril de 2024. En vida el peligroso hampón presumía pagarle 50 mil pesos mensuales a Mendoza Paulín, «El Papá Oso», para detener cualquier denuncia en su contra. Otro hampón que también se movía con total impunidad gracias a la protección del «Papá Oso» fue José Luis Díaz Ramírez, alias el «Mimoso», individuo que hace algunas semanas fue detenido y quien actualmente se encuentra recluido en el penal de Santiaguito. El «Mimoso», ex presidiario, contaba con numerosas carpetas de investigación en su contra por invasión de predios, extorsión y despojo, pero misteriosamente siempre eran archivadas en la fiscalía donde manda Oscar Mendoza Paulin. La propia presidenta Claudia Sheinbaum, en la «Mañanera del Pueblo» del pasado 11 de agosto pidió cambios urgentes en la Fiscalía mexiquense para que tragedias como la del niño Fernandito no se repitan. De ahí que sería saludable que Mendoza Paulín, el «Papá Oso» fuera removido del cargo o dado de baja de la institución encargada de impartir justicia porque su presencia apesta en el municipio.

 

UN GOBIERNO SIN ESTRATEGIA

 

 La desconfianza hacia la policía municipal es total. El titular de Seguridad Pública, el contralmirante Eduardo Fouilloux Bataller, ni siquiera ha presentado sus exámenes de control y confianza. El pueblo, indignado, se pregunta: ¿Cómo puede un funcionario que teme evaluarse ofrecer seguridad a la ciudadanía? Mientras tanto, se acumulan denuncias de corrupción, abusos y omisiones, pero en el palacio municipal la prioridad parece ser proteger el cargo y la imagen de la alcaldesa Martha Guerrero Sánchez. Incluso cuando se anunció el despido del titular del DIF, Mario Cristalinas, vecinos afirman que sigue cobrando sin presentarse a trabajar, presuntamente con la venia de Guerrero Sánchez.

 

El caso de Fernandito no es aislado. Es el síntoma de una enfermedad social y política que corroe las arterias de La Paz: miseria, abandono y corrupción. Aquí, un niño puede morir por una deuda de mil pesos y la respuesta institucional es un comunicado y una foto entregando despensas.

 

En redes sociales, vecinos preguntan lo obvio: si el gobierno municipal no puede garantizar la vida de los más vulnerables, ¿Para qué sirve? La muerte de Fernandito es un recordatorio brutal de que, en La Paz, la vida de un niño vale menos que el silencio de un funcionario.

No hay comentarios: