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CHICOLOAPAN: CUANDO EL CRIMEN ORGANIZADO  GOBIERNA DESDE EL CABILDO   * Chicoloapan, tierra sin ley: el alcalde morenista y la complicid...

domingo, 24 de agosto de 2025

CHICOLOAPAN: CUANDO EL CRIMEN ORGANIZADO

 GOBIERNA DESDE EL CABILDO

 

*Chicoloapan, tierra sin ley: el alcalde morenista y la complicidad con el crimen organizado


Por: Expediente Secreto




San Vicente Chicoloapan, Estado de México, 24 de agosto de 2025.– Lo que en campaña se presentó como la promesa de un “cambio verdadero” con la llegada del alcalde morenista Javier Mendoza Vázquez, terminó convertido en una pesadilla para comerciantes y ciudadanos de Chicoloapan. Hoy, la voz de los habitantes es unánime: la delincuencia gobierna con la complicidad de las autoridades.

 

EL PACTO CRIMINAL

 

El nombre de Reinaldo Ruiz Castaneyra, alias “El Perro”, resuena en cada calle. Se trata del líder del grupo delictivo “Los Talibanes”, dedicado a la extorsión y al despojo de comerciantes. De acuerdo con versiones locales, Ruiz Castaneyra habría invertido fuertes sumas de dinero en la campaña del alcalde Mendoza. La recompensa llegó pronto: su hijo, Edgar Ruiz Aguilar, fue colocado como primer regidor de Morena, abriendo la puerta a que el crimen organizado se incrustara en el gobierno municipal.

 

Hoy “El Perro” se jacta públicamente de tener bajo su control a la policía municipal, presumiendo que las patrullas y uniformados obedecen a sus órdenes.

 

COMERCIANTES BAJO SECUESTRO

 

La violencia contra el sector productivo es cotidiana. Testimonios de comerciantes revelan que los integrantes de Los Talibanes no solo cobran el clásico “derecho de piso”, sino que también exigen mercancía: costales de arroz y frijol, papel higiénico, aceite y otros productos básicos.

 

La brutalidad va más allá: cuando los comerciantes se niegan, sus camiones de reparto son robados y sus negocios saqueados. Peor aún, algunos pequeños empresarios aseguran que son obligados a endeudarse con préstamos forzados; al no poder cubrir los intereses diarios, terminan perdiendo sus vehículos, negocios e incluso sus viviendas.

 

La tragedia alcanza tintes de cinismo: la mercancía robada se reparte en despensas a nombre de Morena, en un uso descarado del crimen para fines políticos.

 

IMPUNIDAD Y COMPLICIDAD OFICIAL

 

La población señala directamente al alcalde Javier Mendoza Vázquez y al comisario de policía Josafat Green Ramírez como cómplices silenciosos de la expansión criminal. Las denuncias a la policía local, son ignoradas, mientras los delincuentes operan con total libertad en mercados, calles y negocios.

 

El hijo del líder criminal, Edgar Ruiz Aguilar, primer regidor, se exhibe protegido por un grupo de al menos seis hombres armados, presuntos integrantes de Los Talibanes, quienes lo escoltan incluso dentro de la presidencia municipal. Comerciantes señalan que todos portan armas cortas en mariconeras, en pleno desafío a la legalidad.

 

ATAQUE A LA PRENSA

 

El cerco de impunidad no solo alcanza a los comerciantes. El pasado 22 de agosto, dos escoltas de Edgar Ruiz Aguilar agredieron física y verbalmente a tres reporteros de la Revista Expediente Secreto, luego de que uno de ellos dejara un ejemplar en la oficina del regidor.

 

La agresión contra periodistas encendió las alarmas: en Chicoloapan no solo se persigue a quienes trabajan arduamente para tratar de alcanzar un mejor nivel de vida, también se atenta contra la libertad de expresión, bajo la tolerancia del alcalde Mendoza.

 

EXIGENCIA DE INTERVENCIÓN FEDERAL

 

El clima de terror en Chicoloapan obliga a mirar hacia el gobierno federal. Habitantes y comerciantes demandan que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, atienda con urgencia la situación.

 

La reciente estrategia anunciada contra la extorsión, con la habilitación del número 089 para denuncias anónimas, despierta esperanza, pero también escepticismo: los ciudadanos temen que se trate de otra simulación burocrática, mientras en la práctica el crimen organizado sigue siendo la verdadera autoridad en el municipio.

 

CONCLUSIÓN

 

Chicoloapan se ha convertido en un caso emblemático de cómo el crimen organizado puede capturar gobiernos municipales con la venia de partidos políticos. En este municipio mexiquense, la llamada “transformación” se tradujo en un narco-gobierno disfrazado de administración pública, donde los ciudadanos son víctimas y los criminales, regidores.

 

La gran pregunta sigue en el aire: ¿seguirá el Estado tolerando que Los Talibanes gobiernen en nombre de Morena?

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