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CHIMALHUACÁN: IMPUNIDAD, COMPLICIDAD Y ABANDONO CIUDADANO EN EL DOBLE ASALTO A EMPRESARIOS   Por: Expediente Secreto   Chimalhuacán,...

martes, 19 de agosto de 2025

CHIMALHUACÁN: IMPUNIDAD, COMPLICIDAD Y ABANDONO CIUDADANO EN EL DOBLE ASALTO A EMPRESARIOS

 

Por: Expediente Secreto

 



Chimalhuacán, Estado de México, 19 de agosto de 2025.– La violencia y la impunidad volvieron a sacudir a Chimalhuacán. El pasado 4 de agosto, alrededor de las 3:30 de la madrugada, los dueños de una fábrica de frituras ubicada en el Barrio Cesteros fueron víctimas, por segunda ocasión en menos de cuatro meses, de un violento asalto a manos de los mismos delincuentes que ya los habían despojado en abril de este año.

 

El periodista Carlos Jiménez documentó y transmitió las imágenes y videos de este nuevo ataque a través de su cuenta de X, revelando no solo la brutalidad con la que actuaron los hampones, sino también el desinterés y la complicidad del gobierno municipal encabezado por la alcaldesa morenista Xóchitl Flores Jiménez y su comisario de seguridad, Salvador Hernández Torres.

 

Una familia ignorada por las autoridades

 

Los empresarios relataron que, tras el primer atraco, en el que fueron despojados de celulares, joyas y casi 600 mil pesos en efectivo, acudieron a denunciar a los responsables, plenamente identificados como vecinos de la zona y ex trabajadores de la fábrica. Sin embargo, la denuncia fue ignorada. Como ocurre en cientos de casos en el oriente del Estado de México, las autoridades locales se limitaron a archivar el caso, dejando impunes a los delincuentes.

 

Ante el abandono institucional, la familia decidió armarse para defender su fuente de empleo y su hogar.

 

El asalto grabado en video

 

En la transmisión de C4 se observa cómo al menos cuatro sujetos armados, entre ellos uno con pistola con silenciador, disparan contra la chapa de la puerta, la patean y la rafaguean hasta abrirla. Acto seguido ingresan a la vivienda, donde se escuchan más disparos.

 

La reacción de las víctimas cambió el rumbo del ataque: los delincuentes huyeron cuando fueron repelidos con disparos desde el interior. Uno de los asaltantes, conocido como “El Negro”, cayó abatido en el lugar. Otros tres, identificados como Marín Ramírez alias “El Jampol”, Alexander Marín alias “El Ñoño” y Daniel Marín, este último ex empleado de la empresa y señalado como autor intelectual de los robos, lograron escapar.

 

Ese mismo día, a la misma hora del atraco, dos jóvenes en motocicleta llevaron a un hombre herido de bala al Hospital 90 Camas. No esperaron parte médico y huyeron, pero más tarde se confirmó que se trataba de Alexander “N”, uno de los delincuentes involucrados, quien también resulto herido y permanece hospitalizado.

 

Seguridad pública secuestrada

 

Lejos de ser un caso aislado, este violento episodio confirma lo que los habitantes de Chimalhuacán denuncian desde hace años: la colusión de la policía municipal con grupos criminales. Numerosos testimonios sostienen que los uniformados protegen a narcomenudistas, vigilan puntos de venta de droga y permiten la operación de bandas a cambio de sobornos, mientras la ciudadanía queda a merced de la violencia.

 

Resulta indignante que, mientras las familias trabajadoras son despojadas y revictimizadas, la alcaldesa Xóchitl Flores Jiménez y su comisario Salvador Hernández Torres permanezcan en silencio. Su inacción, lejos de ser simple negligencia, apunta a un pacto de complicidad con el crimen organizado que opera en el municipio.

 

Una comunidad atrapada entre el miedo y la impunidad

 

Este caso es apenas una ventana a la crisis de inseguridad que carcome a Chimalhuacán. La falta de respuesta oficial ha orillado a ciudadanos a armarse para defenderse, con el riesgo de que la violencia escale aún más.

 

La pregunta es inevitable: ¿Cuántos asaltos, asesinatos y tragedias más deberán ocurrir para que la alcaldesa y su comisario cumplan con su obligación de garantizar seguridad? O peor aún, ¿son parte del mismo negocio que mantiene a la delincuencia como la verdadera autoridad en el municipio?

 

Lo ocurrido en el Barrio Cesteros desnuda la podredumbre de un sistema en el que los criminales operan con libertad, los vecinos saben quiénes son, pero las autoridades se niegan a actuar, y las víctimas se ven obligadas a tomar la justicia en sus manos.

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