GOLPE FINANCIERO A LA FAMILIA MICHOACANA, PERO LÍDERES SIGUEN LIBRES
*Pese al operativo masivo en el sur del Edomex, los cabecillas
“El Pez” y “El Fresa” siguen intocados, denuncian ciudadanos
Toluca, Edomex., 24 de julio de 2025.– La llamada Operación
Liberación desplegada en 14 municipios del sur del Estado de México fue
presentada como un golpe histórico a la red de extorsión y financiamiento de La
Familia Michoacana. Sin embargo, entre la población del sur mexiquense persiste
una pregunta inquietante: ¿por qué las autoridades no han tocado a los
verdaderos líderes del cártel?
De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado de
México (FGJEM), el operativo dejó como saldo ocho detenidos y el aseguramiento
de 44 establecimientos ligados al crimen organizado, entre pollerías, ranchos,
minas, rastros y casas de materiales de construcción. En muchos de estos
puntos, los productos eran vendidos a sobreprecios de hasta 400 por ciento.
El fiscal José Luis Cervantes detalló que se realizaron 63
cateos en 52 inmuebles, y se identificó una estructura criminal dedicada al
encarecimiento sistemático de insumos básicos como pollo, carne, madera y cemento,
además del cobro de derecho de piso por entrega de paquetería.
Cervantes, aseguro que para controlar el sector de la
construcción en el sur del Edomex, el grupo criminal con orígenes en Michoacán
“disolvió las organizaciones de transportistas que operaban en la
región y conformó organizaciones como el Sindicato Libertad y
el Sindicato Bradosva, los cuales se encargan de la venta de
material en los municipios de Villa de Allende, Donato Guerra, Valle de
Bravo y Texcaltitlán, en otros”.
Entre los detenidos figuran:
Eli “N”, operador de cemento en Valle de Bravo, Gonzalo “N”,
líder del Sindicato Bradosva, Alicia “N”,
contadora de materiales de construcción, Jorge “N”, encargado de madererías en
Valle de Bravo, Yareli “N”, regidora de Ixtapan de la Sal vinculada a proceso
por secuestro exprés, José Fernando “N”, dueño de madererías, Antonio “N”,
vendedor de carne en Sultepec y Almoloya, Bernardo Alejandro “N”, capturado en
Quintana Roo y responsable de distribución de pollo.
Estos personajes, según el fiscal, formaban parte de una
“estructura gerencial” del grupo criminal, con funciones bien definidas en
contabilidad, logística, distribución y hasta promoción de productos bajo
control de La Familia Michoacana.
Bloqueos y protestas
En respuesta al operativo, se registraron bloqueos de
transportistas en la zona sur del Edomex, quienes exigen la reapertura de
negocios asegurados. Algunos aseguran haber sido presionados por los propios
cárteles para manifestarse; otros denuncian que las medidas afectan
directamente a su economía.
El secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch,
afirmó en conferencia de prensa que se trata del mayor operativo contra una red
de extorsión en el país. “Era una necesidad urgente detener a este grupo que
intentaba controlar sectores enteros de la economía local, desde el abasto de
alimentos hasta la construcción”, declaró.
¿Y los verdaderos líderes?
Pese al despliegue de 2 mil 800 elementos y los discursos
oficiales, la ciudadanía y analistas cuestionan por qué no se ha procedido
contra Jony Hurtado Olascoaga, alias El Pez, y su hermano José Alfredo Hurtado
Olascoaga, alias El Fresa, reconocidos como líderes visibles de La Familia
Michoacana.
La presión aumentó luego de que el periodista Héctor de
Mauleón recordara en su columna que documentos filtrados por el colectivo
Guacamaya revelaron que el Ejército conocía con lujo de detalle los movimientos
de ambos capos: desde el hospital donde nació la hija del Fresa, hasta las
tiendas donde su esposa compraba muebles en Perisur, o los modelos de
televisión y teléfonos que adquirían. Incluso conocían reuniones organizadas
por funcionarios municipales para negociar contratos con El Pez.
En 2016, El Pez fingió su muerte tras un enfrentamiento, pero
dos meses después reapareció dejando una narcomanta amenazando a las Fuerzas
Armadas. Desde entonces, su influencia creció, al amparo de una política
federal que apostó por “abrazos, no balazos”.
Ahora, mientras se presume la desarticulación de estructuras
financieras, el silencio en torno a los verdaderos líderes del cártel
ensombrece los resultados. “Siguen deteniendo a operadores menores o
intermediarios para simular que se combate al crimen, pero los jefes siguen
libres, protegidos o ignorados”, denuncian voces críticas en el sur del estado.
El caso de la regidora detenida y la infiltración de
sindicatos y gobiernos municipales son apenas la punta del iceberg de un
fenómeno que, lejos de resolverse con un solo operativo, requiere voluntad
política real para ir al fondo: el desmantelamiento de la élite criminal que ha
capturado regiones enteras del Edomex.
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