EN 2020 MÉXICO ES EL PAÍS MÁS LETAL PARA PERIODISTAS
*El
narcotráfico silencia con la violencia la información
*Es el país
con más crímenes de periodistas en el continente
Ciudad de México
01 de enero de 2021. Vuelve 2020 a ser el país más peligroso del mundo para
ejercer el periodismo. pero además, es, el año más letal para la prensa
mexicana de la última década, una suma de acciones negativas que ponen de
manifiesto la necesidad urgente de adoptar por medidas eficaces para proteger a
quienes se dedican a comunicar, así mismo es urgente frenar los constantes
ataques que reciben los periodista por parte de las autoridades.
El mismo
Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, debe de frenara los
constantes ataques en contra de medios de comunicación y periodistas, que no
son a modo, ya que con esa actitud, desde el púlpito presidencial "todos
los días se manda un mensaje a los funcionarios de MORENA y ha integrantes de
la delincuencia organizada", para arremeter y cometer agravios contra
comunicadores incómodos.
La
Federación Internacional de Periodistas ha registrado 13 asesinatos de
informadores en lo que va de año, lo que sitúa a México a la cabeza de esta
lista negra por cuarta vez en cinco años. Los datos del propio Gobierno
mexicano, que no registran solo los asesinatos que están relacionados
directamente con su labor de comunicadores, resultan aún más preocupantes.
Hasta principios de diciembre habían muerto 19 periodistas, a lo que hay que
sumar el asesinato de un fotoperiodista a mediados de diciembre. Además, se ha
incrementado la cifra de agresiones a los profesionales de la información, con
224, casi el doble que hace cinco años, cuando hubo 124.
La creciente
violencia contra la prensa no se puede separar en muchos casos del clima de
inseguridad generado por el narcotráfico y la guerra contra esta lacra, que en
15 años ha dejado cientos de miles de muertos. Los periodistas, lejos de ser
una víctima colateral, son un objetivo primario de la violencia: en los
crímenes anida una clara intención de poner fin al trabajo de quienes informan,
como han mostrado las investigaciones de medios nacionales, así como una
veintena de medios internacionales a raíz del asesinato de Regina Martínez, en
Veracruz, que abrió el camino, en cierta manera, para lograr silenciar a esta
profesión en México.
Los
asesinatos de periodistas son ilustrativos y muestras la conexión entre el
crimen organizado y ciertos actores políticos a los que el trabajo de los
periodistas incomoda. También vuelve a poner en evidencia la impunidad en México,
donde más del 90% de los crímenes no se castigan, es un incentivo para los
asesinos.
Las
investigaciones en relación a los asesinatos no han servido prácticamente de
nada, debido a que los autores intelectuales siguen libres, mientras
periodistas como Lydia Cacho se vieron obligadas a irse del país después de
haber denunciado agresiones y torturas.
El Gobierno
de México ha reconocido que en los últimos años se ha registrado un repunte
significativo de la violencia. Aunque es importante que se reconozca y
diagnostique el problema, solo con lamentar y condenar esos asesinatos y
agresiones no es suficiente. Y menos cuando desde el poder se ataca diariamente
a los medios no afines. Una democracia que se precie no puede consentir los
niveles de violencia contra los periodistas que hay en México.
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