LAS DUDAS: ¿AMLO REALMENTE TIENE CORONAVIRUS?
Por: Martín Moreno-Durán
México 28 de enero de 2021. "Si AMLO se la ha pasado
mintiendo en pandemia, economía, seguridad, salud, etc., ¿por qué creerle ahora
que tiene coronavirus?".
La pregunta brinca, desde el domingo pasado por la noche,
entre millones de mexicanos:
¿López Obrador realmente está contagiado de COVID-19, como
lo anunció en redes sociales?
Y la interrogante abunda en medios, redes, lugares públicos,
debates, charlas comunes y privadas.
Conjeturas, a final de cuentas, más que justificadas.
¿Por qué?
Sencillo: porque las mentiras han sido el patrón de conducta
de AMLO y de su Gobierno. Luis Estrada, director de la Consultora SPIN, lleva
un conteo riguroso y profesional de afirmaciones o declaraciones falsas o que
no se pueden comprobar por parte del Presidente de México desde el inicio de su
Régimen: 43 mil. Sí: la mentira ha sido parte fundamental del programa de
Gobierno obradorista.
Si AMLO se la ha pasado mintiendo en pandemia, economía,
seguridad, salud, etc., ¿por qué creerle ahora que tiene coronavirus?
Aquí, tres razones de fondo por las cuales se está poniendo
en duda que López Obrador esté contagiado de COVID-19 y que, al mismo tiempo,
despiertan suspicacias que configuran una situación más grave de lo que parece:
VACUNADO. López Obrador ya habría sido vacunado contra la
COVID-19 desde el 30 de octubre pasado, junto con el Canciller Marcelo Ebrard.
Se les aplicó la vacuna china CanSino, después de que el Régimen de Xi-Jin Ping
envió a México 15 mil dosis de prueba, reveló el columnista Darío Celis
en El Financiero el 19 de diciembre pasado, sin que nadie desde
Palacio Nacional, Gobernación o Salud, desmintiera esta información. La duda:
si AMLO ya recibió la vacuna, ¿se contagió a pesar de ello? Si fue así, ¿por
qué con él no funciona? Grave sería que a pesar de la vacuna, el ciudadano
Andrés Manuel López Obrador cediera ante el coronavirus. Es un riesgo mayúsculo
que debiera compararse con casos similares en cuanto a edad y salud personal en
México para su análisis científico. Por lo tanto, se debe presentar, de manera
pública, la prueba aplicada a AMLO con fecha, lugar y resultados completos, a
pesar de que tanto López-Gatell como Gobernación rechazan esta posibilidad y
advierten que mantendrán privados los datos clínicos de AMLO. Como Presidente,
está obligado moralmente a hacerlo. Y grave también que si se le aplicó la
vacuna desde el año pasado y por lo tanto tendría que ser inmune al bicho,
ahora diga que está infectado. ¿De verdad? Desde cualquier ángulo chocan las
realidades. No checan.
NO VACUNADO. Si López Obrador se aplicó la vacuna y no le
funcionó, doblemente grave resultaría no haberse vacunado. ¿Por qué? Por
razones tanto de Estado como elemental: si una simple Regidora de Acapulco, un
Alcalde de Sinaloa o la candidata de Morena al Gobierno de NL, entre cientos de
autoridades del país, proclamaron públicamente que ya habían sido vacunados
contra la COVID-19, se antoja inverosímil y hasta descabellado, que el
Presidente de la República no se hubiera vacunado, y por eso ahora esté
contagiado. Vamos, hasta los llamados “Siervos de la Nación” (¿?) ya fueron
vacunados. Entonces, ¿se antoja lógico que si todos estos políticos y ayudantes
de la 4T ya fueron vacunados, López Obrador no esté vacunado? Por razón de
Estado, el Presidente, Primer Ministro, Canciller o Reina, van primero. Por
razón elemental, AMLO debió recibir la vacuna antes que todos. Insistimos: de
no creerse que no haya sido vacunado entre noviembre, diciembre, y lo que va de
enero. Y si ahora sale con que está infectado, resultaría lógico con alguien
que ha sido descuidado ante el virus aunque, francamente, nadie le cree que
anduviera por todos lados sin vacunarse. Imposible.
SOSPECHOSO. Si López Obrador viajó en vuelo comercial con
sospechas de tener coronavirus al presentar “síntomas de gripe” desde el sábado
pasado (Reforma / 25 enero 2021 / Antonio Baranda), fue doble
irresponsabilidad de su equipo médico. Primero, por dejarlo viajar agripado en
momentos de “pico” máximo de contagios, sin aplicarle una prueba rápida. AMLO
es hipertenso y su salud es mala. Su alimentación – lo ha mostrado en público –
es de garnachas y grasas. Luego entonces, debieron cancelar su gira y
regresarlo a Palacio Nacional. Segundo, porque al viajar infectado de COVID-19,
fue un foco de contagio ambulante para decenas de personas que viajaron en el
mismo avión, así como con quienes se reunió el fin de semana por motivos de
trabajo y personales. La irresponsabilidad habría sido absoluta, aunque no
sorprende: desde el inicio de la pandemia, la 4T ha sido una feria de
irresponsabilidades. Aún más: si a AMLO se le autorizó viajar sin ningún
problema, sería acaso porque sus médicos saben que no tenía coronavirus porque
ya está vacunado y es inmune. Es obligada una explicación.
Si por razones de propaganda política (despertar lástima,
levantar otra cortina de humo para que no se hable de que las vacunas que
debieran llegar a México estarán suspendidas durante tres semanas, o que en
realidad el Presidente no está contagiado, ya fue vacunado y aparecerá dentro
de unos días con los brazos en alto y diciendo: “miren, soy indestructible”),
AMLO proclama ahora estar contagiado de coronavirus sin estarlo, el mensaje
sería que tenemos un mandatario sin escrúpulos con tal de sacar raja política,
utilizando algo tan doloroso para millones de mexicanos como lo es la pandemia.
Si López Obrador festinó que la pandemia “nos cayó como
anillo al dedo” a pesar de que ha provocado una tragedia humanitaria en México,
entonces sería capaz de cualquier otra cosa.
Si AMLO ya se vacunó y de nada le sirvió porque está
contagiado, es obligado que se informe a los mexicanos sobre el estado de salud
presidencial.
Si AMLO no se vacunó, de igual forma se debe dar una
explicación de tamaña omisión.
Y mientras la “prueba” que se le aplicó a López Obrador siga
sin hacerse pública, las dudas y suspicacias continuarán.
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