«EL POPEYE»: LA CAÍDA DE UN VIEJO CONOCIDO DE LA IMPUNIDAD
Por EXPEDIENTE SECRETO
LA PAZ, MÉX., A 10 DE
OCTUBRE DE 2025.– La captura de Gabriel Elizalde Servín, alias «El
Popeye», marca un nuevo episodio en la
historia de violencia, corrupción y poder que durante años ha ensangrentado a
esta localidad.
Aunque la detención fue celebrada por muchos vecinos, el
delito por el cual fue asegurado, daños contra la salud, dista mucho de los
delitos que verdaderamente lo rodean.
La detención del peligroso individuo quedó asentada en la
carpeta de investigación NEZ/NEZ/REY/053/278012/25/10, sin embargo, la sociedad
lo identifica como uno de los principales invasores y despojadores de predios
en la zona Oriente del Estado de México.
Fuentes locales señalan que al momento de su detención usó una
identidad falsa, presentándose como Gabriel Alberto Hernández Cortés, pero en
las partes altas del municipio todos saben quién es: hermano de Emilio Elizalde
Servín, un nombre que aún despierta temor entre los pobladores.
FAMILIA MARCADA POR LA VIOLENCIA
La familia Elizalde se ha visto envuelta en una larga cadena
de tragedias y venganzas. El 21 de abril de 2024, Emilio Elizalde Servín fue
asesinado en Cuatlalpan, municipio de Texcoco. Sus ejecutores le dispararon
varias veces en la cabeza y el tórax, un final violento que parecía sellar el
destino de una dinastía criminal.
Pero la historia viene de más atrás. En marzo de 2019,
Yetzabel Elizalde Rosas, media hermana de Emilio y Gabriel, asesinó a balazos a
Jaime Sánchez Rojas, alias «El Cochanas», durante una disputa por predios.
La reacción fue inmediata y brutal: los acompañantes del
occiso la desarmaron y la lincharon, provocándole la muerte a pedradas.
Desde entonces, el apellido Elizalde quedó grabado en la
memoria colectiva como sinónimo de violencia, poder y tragedia.
VÍNCULOS DE PODER E IMPUNIDAD
Detrás del historial sangriento, la familia ha sabido moverse
entre las sombras del poder político. No se les identifica con un partido en
particular, pero han sabido colaborar con quien gobierne, ya sea del color que
sea.
Su habilidad para «negociar» con el poder municipal o estatal
les ha permitido mantener influencia, protección y silencio oficial.
El nombre del Fiscal Especializado de Homicidios de zona
Oriente, Guillermo Varela Espinoza, aparece una y otra vez entre los rumores de
la calle. Se dice que mantenía estrecha relación con Emilio Elizalde,
garantizándole impunidad total a cambio de dinero. Según versiones de vecinos y
exagentes de la policía de investigación, semanalmente el fiscal recibía una
«cuota» para mirar hacia otro lado y permitir que los Elizalde siguieran
invasiones, amenazas y ejecuciones sin castigo.
SE REPITE LA HISTORIA
En julio de 2022, Emilio Elizalde Servín, hijo de un conocido
fraccionador del mismo nombre, fue baleado por dos sujetos en motocicleta.
Ingresó grave a la clínica 53 del IMSS, con tres impactos de bala en el
estómago.
Aquel atentado fue interpretado como un ajuste de cuentas
entre grupos dedicados al despojo de terrenos, tráfico de influencias y
extorsiones.
Hoy, con la detención de «El Popeye», parece cerrarse un
capítulo más de esta oscura saga familiar. Pero los vecinos de La Paz no
confían en la justicia: temen que, como en tantos otros casos, la corrupción lo
vuelva a liberar en cuestión de días.
LA IMPUNIDAD COMO HERENCIA
La historia de los Elizalde es el reflejo de un municipio
dominado por el miedo y la corrupción institucional. En Los Reyes La Paz, las
autoridades no castigan el delito, lo negocian. Policías, ministerios públicos
y fiscales han hecho del silencio un negocio rentable, mientras la violencia se
normaliza.
«El que a hierro mata, a hierro muere», dice el viejo refrán.
Pero en La Paz, donde la corrupción tiene nombre y apellido, a hierro matan y a
impunidad sobreviven.
La detención de «El Popeye», quien ayer fue ingresado al Penal
Neza Bordo, confirma lo que los habitantes repiten desde hace años: en este
municipio el crimen no solo paga… ¡también gobierna!
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