EL HOMENAJE QUE NO BORRA LA VIOLENCIA NI LA INCOMPETENCIA
*Ceremonias con flores y discursos no detendrán las balas ni
devolverán la seguridad a los policías del Edomex
Por: EXPEDIENTE SECRETO
Toluca, Estado de México, 3 de octubre de 2025.- Mientras la
gobernadora Delfina Gómez Álvarez presume sensibilidad con ceremonias luctuosas
y guardias de honor, la violencia en el Estado de México no se detiene y la
vida de los policías estatales sigue estando en riesgo por la falta de
condiciones mínimas para cumplir con su labor.
El último caso lo protagonizó el policía Raymundo Rosas
Molina, comandante de la 28 Región de Nicolás Romero, quien perdió la vida tras
acudir a un operativo en el municipio la noche del miércoles 1 de octubre. Los
hechos ocurrieron cuando elementos de Seguridad Pública intentaron detener a
Jorge Antonio “N”, acusado de haber privado de la libertad a su pareja Marisol
“N”, quien cuenta con ficha de búsqueda.
Al verse acorralado, el señalado manipuló un tanque de gas y
lo hizo estallar, provocando una fuerte explosión. En el lugar resultaron
gravemente heridos el comandante Raymundo Rosas y una mujer que se encontraba
en la vivienda. Ambos fueron trasladados al hospital Salvador González
Herrejón, donde finalmente el policía perdió la vida el jueves 2 de octubre.
Sin embargo, el homenaje encabezado por la gobernadora no es
más que un acto simbólico que maquilla la tragedia sin resolver los problemas
de fondo: una corporación debilitada, sin recursos, mal equipada, sin
preparación suficiente y, en muchos casos, infiltrada por la corrupción.
La presencia de Horacio Duarte Olivares, secretario de
Gobierno, de Cristóbal Castañeda Camarillo, secretario de Seguridad y el Fiscal
General de Justicia del Estado de México, José Luis Cervantes Martínez, poco
cambia la percepción ciudadana: el Estado de México sigue siendo uno de los
territorios más violentos del país, donde la delincuencia organizada dicta las
reglas.
El discurso oficial de “vocación de servicio” y “legado” es
utilizado para encubrir la negligencia de un gobierno que mantiene a sus
policías mal pagados y mal armados, obligándolos a enfrentar a criminales con
poderío muy superior. Esa es la verdadera causa de tragedias como la de
Raymundo Rosas.
La gobernadora y su equipo hablan de “apoyo integral” a la
familia del caído, pero los propios policías estatales saben la verdad: los
seguros de vida se retrasan, las pensiones son insuficientes y el respaldo real
casi nunca llega.
El pase de lista y la salva de honor en el C5 podrán
impresionar en lo superficial, pero no cambian la realidad: mientras Delfina
Gómez siga apostando a las ceremonias en lugar de a una estrategia de seguridad
seria y efectiva, los policías mexiquenses seguirán siendo carne de cañón en un
estado desbordado por la violencia.
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