ASESINATO DE DAVID COHEN SACAL SACUDE AL PODER JUDICIAL CAPITALINO: UN CRIMEN QUE DESNUDA LA PODREDUMBRE Y LA IMPUNIDAD EN LA CDMX
*El crimen del influyente abogado frente al TSJCDMX exhibe la
descomposición del sistema judicial y la incapacidad de las autoridades
capitalinas encabezadas por Pablo Vázquez Camacho para garantizar seguridad,
incluso en el corazón de la justicia
Por: EXPEDIENTE SECRETO
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de octubre de 2025.– El asesinato del
abogado David Cohen Sacal, ocurrido la mañana del lunes frente a las oficinas
del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), en plena
colonia Doctores, cimbró los cimientos del poder judicial capitalino y del
gremio de litigantes. Un crimen perpetrado a metros del corazón del sistema de
justicia, que revela, una vez más, el nivel de descomposición institucional y
la incapacidad del gobierno capitalino para garantizar la seguridad en la
capital del país.
Mientras el secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez
Camacho, presume una policía eficaz y una supuesta baja en los índices
delictivos, los hechos exhiben una realidad brutal: ni siquiera frente al
propio Tribunal de Justicia existe protección ni control. Cohen Sacal fue
atacado a quemarropa mientras se dirigía a una reunión en las instalaciones
donde despacha Rafael Guerra Álvarez, presidente del Tribunal. Recibió un
disparo directo a la cabeza. Su cuerpo quedó tendido al pie de las escaleras
que conducen al acceso principal, en una escena que retrata la vulnerabilidad
total del entorno judicial.
Aunque la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México
informó sobre la detención de un joven de 18 años como presunto responsable, el
mensaje de fondo es devastador: el crimen organizado y la corrupción han
penetrado el corazón del sistema de justicia capitalino, y la respuesta
institucional no alcanza a ocultar la gravedad del caso. Por la noche, Cohen
aún se reportaba con vida; sin embargo, esta mañana se confirmó su
fallecimiento.
Fuentes internas del TSJCDMX confirmaron que el abogado tenía
acceso directo a la oficina del presidente del Tribunal, y que su cita estaba
programada minutos antes del ataque. Nunca alcanzó a llegar.
UN PERSONAJE INCÓMODO Y PODEROSO
David Cohen Sacal no era un abogado cualquiera. Se había
convertido en un operador de alto nivel dentro del mundo de los litigios
millonarios que orbitan alrededor del Tribunal capitalino. Su nombre aparecía
en expedientes de enorme peso económico y político, y su influencia en algunos
juzgados civiles era conocida por magistrados y litigantes.
Diversas fuentes lo vinculan con la jueza Magdalena Malpica
Cervantes, titular del Juzgado Noveno Civil, y con una red de despachos
dedicados a manipular resoluciones judiciales mediante sobornos y filtraciones
de información confidencial. En su historial figuran casos como la disputa por
el control de la Cooperativa Cruz Azul, donde Cohen representó, increíblemente,
tanto a Guillermo Álvarez Cuevas como a su rival Víctor Garcés, además de estar
involucrado en procesos de fraude, quiebras empresariales y litigios
financieros de gran escala.
También fue señalado en medios por sobornar magistrados,
frenar órdenes de aprehensión y facilitar información interna del Tribunal a
cambio de pagos millonarios. Su nombre apareció en la prensa desde 2017, cuando
se vio involucrado en el accidente de un Lamborghini en Polanco, y desde
entonces su figura se asoció con los excesos y los claroscuros del poder
judicial capitalino.
UN ESPEJO DE LA PODREDUMBRE INSTITUCIONAL
El asesinato de Cohen Sacal no sólo es el fin violento de un
abogado polémico; es el reflejo del deterioro sistémico de la justicia en la
Ciudad de México. Un entorno donde las redes de corrupción, favores y venganzas
se entretejen al margen de la ley, y donde los intereses económicos se imponen
sobre la impartición de justicia.
Mientras el discurso federal sobre la “reforma judicial”
presume avances, en la capital del país el sistema local sigue podrido,
anquilosado y sometido a pactos internos, donde el poder se reparte entre
magistrados, jueces y operadores externos que lucran con la justicia.
El crimen de Cohen Sacal pone en evidencia que la impunidad no
sólo se alimenta en las calles, sino también en los pasillos del propio
Tribunal Superior de Justicia. Su asesinato, frente al edificio que debería
representar el orden y la legalidad, es el símbolo más claro del colapso de un
poder judicial que ha perdido toda credibilidad.

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