EL “CHECADOR” TRAS LAS EMPRESAS FANTASMA DE LOS EVENTOS DEL
PRESIDENTE
*Sin experiencia, infraestructura, ni un local, una familia
y amistades han ganado millonarios contratos por organizar eventos de AMLO,
Sheinbaum y Monreal. Un empleado que checaba tiempos en la Cuauhtémoc es el
hilo que conduce a Yazmín Bolaños, la principal beneficiaria.
Por Santiago Alamilla y Sandra Romandía
Ciudad de México, 7 de octubre de 2021. Desde tres bodegas y
dos sencillos domicilios en la popular colonia Obrera y en Iztapalapa,
en la Ciudad de México, se hilan las conexiones de una historia de supuesta
“prosperidad” entre una familia y amistades que, sin experiencia previa, ni
infraestructura, ni un comercio establecido, han ganado millonarios
contratos de los eventos de Presidencia, de la jefa de Gobierno, y del
exdelegado de la Cuauhtémoc, hoy senador, Ricardo Monreal.
Una red de empresas con características de “fantasma”,
en la que coinciden domicilios, direcciones electrónicas, representantes
legales y teléfonos de personas sin perfil empresarial ni infraestructura, recibió
hasta 2020 más de 37 millones de pesos para atender eventos como los
del Grito de Independencia, los diferentes informes de AMLO, los 200 Días
de Claudia Sheinbaum, aniversarios luctuosos de algunos héroes
nacionales y otros actos del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado
(INDEP).
Un mismo domicilio, conectado con otros por razones sociales
y registros de proveedores, ha sido utilizado por la “Cuarta
Transformación” para simular la existencia de una empresa que ha obtenido,
de manera directa, contratos millonarios desde aquel primer evento que la
presidencia llamó “El primer informe de actividades del presidente”.
El equipo de Reporteros visitó en varias ocasiones
los domicilios preguntando por los servicios, pero los vecinos dijeron que
normalmente no había nadie y eran solo "bodegas" de varias
cosas. En un caso, incluso, de piezas de automóviles. "Esas personas se la
llevan en la delegación (Cuauhtémoc) no vienen acá", dijo un habitante de
la Obrera.
¿Cómo ha funcionado este esquema de testaferros para la
presidencia?
La historia se cuenta por partes.
Todo empezó con Héctor Francisco Flores Marín. Para
explicar cómo llegó hasta ahí, hay que narrar sus inicios al fondo del servicio
público, como checador de tiempos en 1992, en la entonces delegación
Cuauhtémoc.
En aquel año, Flores Marín inició una gris carrera dentro de
la administración pública. Por más de 20 años ocupó cargos casi invisibles,
hasta que en 2013 fue ascendido a un puesto mediano, de subdirección. Dos años
más tarde, cuando Ricardo Monreal, hoy coordinador de los senadores de Morena y
aspirante presidencial ocupó la jefatura delegacional, lo nombró jefe de
la Unidad Departamental de Verificación de Giros Mercantiles y Espectáculos
Públicos.
Poco después de la salida de Ricardo Monreal de la alcaldía
Cuauhtémoc, en 2018, fue removido a su puesto actual: administrativo técnico
operacional, en una oficina en el sótano del edificio de la
alcaldía, con un salario neto mensual de 10 mil 675 pesos. Pero
Flores Marín ya no sólo es un burócrata en un piso subterráneo: ahora tiene un
encargo oculto a la vista de todos.
“Aquí no hay hijos predilectos, debe haber alguna razón”, dijo
el 8 de octubre del 2020 el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando la
reportera Diana Benítez del diario 24 Horas le preguntó el por qué
siempre se le contrataban los eventos de la Presidencia de la República a la
misma proveedora: Yazmín Adriana Bolaños López.
Yazmín, a pesar de no contar con empleados, ni vehículos, ni
activos (según investigación in situ y lo que ella misma declara en documentos)
ha realizado la organización de los eventos para el Presidente desde el primero
que hizo, el 1º de julio de 2019 cuando llevó a cabo su informe de
actividades.
En esa ocasión, la adjudicación fue por 3 millones 390
mil pesos para celebrar el primer año de su triunfo electoral y después se
le entregaron más de 9 millones y medio de pesos para la ceremonia del grito de
aquel año. También se encargó de la organización de eventos menores y todos los
correspondientes al año 2020.
Con el argumento de que es una persona física, la
Presidencia tiene la costumbre de ocultar la dirección y datos que pudieran
servir para localizar a Yazmín. Ella no pertenece a ninguna cámara, no tiene
empleados ante el IMSS, no tiene vehículos, ni tampoco tiene oficinas al
público, menos la conocen entre las empresas establecidas que se dedican a
la misma actividad, según rastreó este equipo de reporteros.
En su domicilio particular ya no se le encuentra, aunque a
veces va a visitar a sus hermanos que aún viven en el multifamiliar de la
colonia Obrera donde residía antes de saltar a la fama. Apenas el pasado
25 de mayo se dio de alta en Compranet (Registro Único de Proveedores y
Contratistas, RUPC), pero a pesar de esto, también prestó servicios a Claudia
Sheinbaum en sus 200 días como Jefa de Gobierno de la Ciudad en julio
de 2019.
Yazmín Bolaños López es una mujer de 33 años de edad,
técnica en Informática por el Cecytem de Valle de Chalco. Hasta antes de
2018 no había tenido ninguna experiencia como emprendedora. Era asistente en un
despacho contable con un sueldo mensual de 2 mil 878 pesos según fue dada de
alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), e incluso aparece
como beneficiaria de programas y ayudas sociales.
Cuando llegó López Obrador al Poder Ejecutivo se transformó
en su proveedora favorita. En apenas poco más de dos años recibió más de 37
millones de pesos por adjudicación directa para eventos de
Presidencia, del INDEP (Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado) y
también de la CDMX.
El domicilio que aparece en los contratos que firma Yazmín
está en el número 39 de la calle Juan A Mateos en la colonia Obrera de
la Ciudad de México. A decir de los vecinos es una bodega con muy poco
movimiento, que rara vez se usa.
Según la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México, el
dueño de ese predio, es Héctor Francisco Flores Marín, el checador de la
alcaldía Cuauhtémoc.
Esta dirección tiene además una particularidad: ya
fue utilizada también en el pasado para lo mismo.
En 2013, coincidentemente cuando Héctor Flores fue
ascendido a subdirector en la Cuauhtémoc, ese local fue usado por otra persona
física que se dedicaba a la misma actividad como organizador de eventos para la
propia alcaldía y para el naciente partido Morena: Francisco Javier
Salgado Campos, quien tuvo en ese lugar un negocio que comercialmente se
llamaba “More Music” y que se dedicaba exactamente a lo que Yazmín
hace ahora. Francisco, antes de ser un exitoso empresario, trabajó para una
empresa de estacionamientos con salario mínimo, siendo la organización de
eventos, al igual que Yazmín, su primera y destacada incursión
empresarial.
SE EXTIENDE LA RED
Yazmín estipuló auregordillo@hotmail.com como
correo electrónico para contacto en el contrato para el evento de Sheinbaum y
el teléfono 551941 2251. Al revisar el padrón de proveedores de la CDMX
encontramos que, además de Bolaños, existe otro proveedor que aparece con esa
misma dirección electrónica y ese mismo teléfono para contacto: La
empresa “Kit Wear de México, SA de CV” que también se dedica a lo
mismo que Yazmín, incluso las dos han cotizado para los mismos concursos en la
búsqueda de obtener contratos en la administración federal. “Kit Wear de
México”, resultó ganadora el 8 de marzo pasado del contrato abierto
C5-21/AD/SN-001-2021, y su representante legal Edwin Gafyd Flores
Gordillo firmó con la Oficina de la Presidencia de la República, por un
monto máximo de 2 millones de pesos para la “organización de informes de
actividades y eventos menores durante el ejercicio 2021”. También resultó
ganadora del contrato SAE/00082/2020 del Instituto para Devolverle al Pueblo lo
Robado.
De acuerdo con los datos del registro civil, Héctor Flores
Marín es el padre del representante legal de Kit Wear de México.
Esta empresa tiene su domicilio en el 116 de la calle
Torquemada en la colonia Obrera, alcaldía Cuauhtémoc, misma dirección
oficial de Héctor y luce como una típica empresa familiar: El hijo Edwin Flores
Gordillo es el apoderado legal, el correo electrónico y el teléfono registrado
en el padrón de proveedores de la Ciudad de México pertenecen a su madre, María
Aurelia Gordillo Montiel. Esta última tiene su dirección oficial en el 39
de la calle Juan A Mateos, propiedad de Héctor y asiento oficial de la oficina
de Yazmín.
LOS DELITOS DE CUELLO BLANCO TOCAN LA PUERTA DE PRESIDENCIA
Los delitos de cuello blanco que el presidente ha
señalado que son el principal problema de México, de acuerdo con Pablo
Montes, coordinador anticorrupción del Centro de Investigación en
Política Pública (IMCO), se refieren a una conceptualización importada de
los Estados Unidos para señalar actos ilícitos dentro del mundo corporativo,
específicamente de los directivos de las empresas.
La complicidad de la parte pública en casos de corrupción,
donde los servidores reciben algo como contraprestación para otorgar
algún contrato también se puede considerar como delito de cuello blanco.
Se observa que ya se ha convertido en una práctica común por
parte de las empresas este tipo de acciones, como puede mencionarse el famoso
caso de Odebrecht, donde incluso dentro de la estructura de la
organización prácticamente existía un departamento de sobornos.
Para el caso en el que los propios servidores públicos
realizan actos delictivos mediante la creación de empresas y el uso de
prestanombres para obtener contratos, más que una alianza corporativa se
estaría refiriendo a un fraude que podría tipificarse como malversación de
fondos, peculado, robo de identidad y otros que convergen en el desvío de
recursos públicos.
EMPRESAS FANTASMA: ASÍ OPERAN
Para el caso de las empresas fantasma, Pablo Montes las
describe como un cascarón que también recibe nombres como “empres
a
fachada” o “shell company” ya que aunque tengan una constitución legal,
nombre y socios, no tienen personal para poder llevar a cabo las operaciones
que facturan. Muchas veces solo simulan las operaciones, pero no cuentan
con los medios para llevarlas a cabo, no cuentan con personal, oficinas y, en
general, los recursos para ejecutar las obras o servicios que supuestamente
prestan.
Las empresas fantasmas surgen para simular operaciones
y evadir impuestos, aunque también se utilizan para recibir y transferir
fondos, configurándose el lavado de dinero, ya que es común que una empresa
fantasma reciba los fondos de un contrato y ésta los transfiera a otras en una
red nacional o incluso internacional.