EL PRÓXIMO DOMINGO, “LOS MEXICANOS DARÁN LA
ESPALDA A TANTA HIPOCRESÍA”
*La elección, con un INE desbordado y arrodillado ante Morena,
con una presidenta del instituto parcial, una elección que está pésimamente mal
organizada. Pero además, no cumple con las medidas mínimas de seguridad para
preservar y garantizar tu voto. No te prestes a esta farsa
Los mexicanos, siempre han votado y siempre lo he hecho con
orgullo en comicios que contaban en cada ocasión con más instrumentos para
garantizar el voto. El domingo 1 de junio, seguramente no van a salir a votar
en las elecciones para elegir al nuevo Poder Judicial. El gobierno de Morena
dice que es una responsabilidad que debemos cumplir. Pero votar o no es también
un derecho. Y hacerlo en estos comicios marcados por el mayor de los desaseos,
ilegitimidades y autoritarismo es legitimar un proceso que dañará profundamente
el sistema democrático de nuestro país, pero, además, los perversos servidores
del la 4T, de todos modos se robaran los votos, debido a que, los sufragios ahora
no los contaran los ciudadanos, y las boletas que no sean utilizadas, como se
hace en todas las elecciones, no se desecharan, es decir, esas boletas sin duda
serán rellenadas, para decir que la ciudadanía cumplió con su responsabilidad de
votar.
Ojo, en la alcaldía Iztapalapa, los Cuervos de la Nación ya
pasaron a todas las casas donde tienen identificados a adultos mayores que
reciben su pensión del bienestar, a esas personas ya las hicieron votar y les
dijeron que no se preocupen que ellos ya no vallan a las urnas porque ya votaron,
por eso hay que concientizar el voto y tener en cuenta que no salir a votar,
para no ser parte de este fraude, hoy más que nunca, es contribuir con la
democracia.
Hay diez razones por las que no se debe votar el próximo
domingo:
Olvidemos por un momento en que en ningún lugar del mundo se
elige así a ministros, magistrados y jueces. Es sencillamente irracional y
desecha absolutamente los méritos profesionales y la carrera judicial. Peor aún
así, no conocemos a la mayoría de los aspirantes a puestos de ministros,
magistrados, jueces y no hubo un cuidadoso sistema de selección de candidatos,
que no se basó en sistema meritocrático alguno, sino que fueron elegidos por
una tómbola. Hoy hay un puñado de candidatas y candidatos reconocidos, pero hay
muchos más que tienen relación con el crimen organizado o que son lisa y
llanamente militantes de Morena que buscan posiciones para su partido, sumados
a oportunistas de todo pelaje.
Los acordeones que están entregando en todos los ámbitos de la
administración pública para tener decididos desde ya a quienes ganarán son la
mejor demostración de que no puede haber, con tal cantidad de candidatos, una
elección normal. Desde el gobierno o los gobiernos (porque eso se está haciendo
también en varios estados) se están “movilizando” para decidir quiénes ganarán.
La gente no conoce a casi ningún candidato y con la información proporcionada
tampoco.
Los acordeones reemplazan también unas boletas, imposibles
siquiera de leer o comprender, mucho menos de llenar correctamente. Incluso su
diseño y el de la elección de la misma forma, que les permitirán ganar, sin
duda dejarán fuera a ciertos candidatos, por lo menos, a 120 de ellos.
La elección, con un INE desbordado y arrodillado ante el
gobierno de Morena, con una presidenta del instituto totalmente parcial, está
pésimamente mal organizada. No se cumple con las medidas mínimas de seguridad
para preservar y garantizar que se respete tu voto.
No habrá casillas, sino centros de votación, la participación
ciudadana en ellos será mínima. Si no se recurre a los acordeones, el tiempo
mínimo de votación para un ciudadano sería de unos 15 minutos. Para más de
siete millones de potenciales votantes, habrá en la Ciudad de México unos 6 mil
500 centros. Si por alguna razón votaran todos los empadronados, se
necesitarían cerca de 300 horas, para centros que estarán abiertos 8 horas.
Hasta eso está pensado para que haya pocos electores.
Los votos no se contarán, por primera vez, en las casillas.
Simplemente se llevarán a los consejos distritales, donde ya no serán los
ciudadanos los que los contarán, con la explicación de lo complejo que será
sacar los resultados (y eso es verdad, leer los resultados en un verdadero
galimatías), por ende, en los centros de votación no se colocarán, como siempre
ocurre, los resultados de casilla. Usted no podrá saber cómo se eligió en su
centro de votación.
Más grave aún, las boletas sobrantes no se anularán o
destruirán, se enviarán a los consejos distritales, donde podrían ser
manipuladas, rellenadas, utilizadas.
Los resultados no estarán la noche de la elección, sino 10 días
después, sin ningún método de contraste o control sobre el mismo.
Ésos son los defectos de la elección en sí, pero hay un
problema mayor: Los mexicanos no deben votar porque no pueden legitimar una
elección basada en una reforma ilegítima de origen que busca la destrucción de
un Poder Judicial autónomo e independiente.
La elección es legítima de origen porque Morena y sus aliados
nunca tuvieron en las urnas la mayoría calificada, sacaron 54 por ciento de los
votos, después por un sistema de sobrerrepresentación amañado obtuvieron la
mayoría calificada en la Cámara de Diputados, pero no en la de Senadores. Para
alcanzar esa mayoría, en la Cámara alta compraron senadores del PRD y MC,
incluso a cambio de quitar causas penales, como ocurrió con la familia Yunes.
Así lograron la mayoría para aprobar esa reforma y cuando llegó a la Suprema
Corte lograron quebrar a un ministro con la promesa de que le darían la
embajada de España, lo que, por cierto, no le han cumplido. La reforma judicial
y la elección podrán ser consideradas legales, pero no son legítimas.
Y, finalmente, porque votar y legitimar esta elección abre el
camino para terminar de construir un régimen sin contrapesos, con fuertes
tendencias autoritarias en todos los ámbitos donde la única instancia que
podría actuar como un factor de equilibrio (lo estamos viendo hoy, por ejemplo,
en Estados Unidos) es un Poder Judicial autónomo e independiente que con la
elección desparecerá inevitablemente. Démosle la espalda a tanta hipocresía.
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