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jueves, 3 de noviembre de 2022

GAVIOTAS Y PEONES DE CAMIÓN: LOS PRECARIZADOS

 TRABAJADORES DE LIMPIA DE CDMX

 

*Por unos 4 mil pesos mensuales (los que están contratados) los trabajadores de limpia de la capital enfrentan toda clase de riesgos laborales: pinchazos, abrasiones, dislocaciones, heridas por objetos punzocortantes, contacto con animales presentes en la basura… Los que no están en nómina dependen de la distribución de la propina.


Ciudad de México, 3 de noviembre de 2022. Mientras los camiones de limpia cruzan las calles de la Ciudad de México, las trabajadoras y trabajadores que recolectan los residuos sólidos corren los mismos riesgos desde hace décadas: caerse de los vehículos, cortarse y enfermarse, esto mientras reciben precarios sueldos o sólo su parte proporcional de las propinas. 

Tienen muchos nombres: “gaviotas”, “peones de camión” o “voluntarios” (si no están integrados a las nóminas capitalinas). Existen estudios que calculan la cifra de trabajadores de limpia fuera de nómina en 10 mil. 

Contratados o no, se encargan todos los días de recolectar los residuos de más de 9 millones de personas. Según datos del Gobierno de México, la ciudad cuenta con cerca de 114 mil barrenderos y trabajadores de limpieza. 

Carlos, que es recolector, utiliza un carrito para ir de casa en casa. Tiene 38 años y lleva trabajando 10 años. Tiene un sueldo de 2 mil 400 al mes. 

Cuenta que tienen problemas con sus derechos laborales: “No son lo mejor, pero tratamos de hacer lo que nos corresponde”. Destaca las jornadas injustas: “No son las mejores”. 

Normalmente, labora entre 10 y 12 horas (en algunas ocasiones le tocan las 8 de ley): “Depende de cómo esté el día”. No obstante, el problema viene con la hora de la comida: “No hay tiempo de descanso, hasta que se termine mi recorrido”.  

Las malas condiciones también son fomentadas por la ciudadanía: “Hay mucha gente que no te avisa cuando hay agujas; hay riesgos a que te puedas contagiar de alguna enfermedad. Hay gente que da las bolsas con vidrios y no te avisa, te cortas”. 

“Muchas veces estas curaciones salen de tu bolsa, son gastos extras”. Si alguien se hiere, se “corre” a la farmacia a “comprar medicamento, gasas o alcohol”. No existe un protocolo efectivo para atender esos casos que esté contemplado por el Gobierno de la CDMX.

Y pese a los accidentes “ninguno de nosotros podemos parar después de lesionarnos. Incluso hay compañeros que se han caído de los camiones; se tienen que levantar como si nada y seguir. Nada pasó”. 

Según el artículo Condiciones laborales y riesgos para la salud en recolectores de basura de la Revista Colombiana de Salud Ocupacional, los recolectores de residuos sólidos, independientemente del país, están expuestos a peligros como pinchazos, abrasiones, dislocaciones, heridas por objetos punzocortantes, así como exposición a polvo, animales e insectos que se encuentran en la basura. 

Adrián, que tiene 28 años de edad, es “peón de camión” o “gaviota”, y está contratado por el gobierno de la CDMX por un sueldo de 3 mil 400 pesos al mes. Él coincide en los peligros de este oficio:  

“Este trabajo es todo peligro, desde que nos subimos al camión, podemos sufrir una caída arriba del vehículo; llegarnos a cortar con algo que tire la gente” antes de arrojar una carga más a su camión. Aunque aclara que, en su caso, tiene seguro y puede atenderse en caso de padecimientos graves. Por desgracia, este no es el caso de otros de sus compañeros.  

MENORES EN RIESGO TRABAJANDO PARA LA CDMX 

Existe toda una fuerza de trabajo informal en la recolección de basura que no recibe sueldo y que incluso emplea menores de edad. 

Sofía es trabajadora de base. Conduce el camión y recolecta residuos; lleva 16 años en el en su labor y gana 3 mil pesos al mes: “A pie de rama, reconocido en el tabulador del gobierno de la Ciudad de México”. En su experiencia, ha visto a “chicos desde los 12 años” integrados en los servicios de recolección. 

Explica que “muchas mamás llevan a sus hijos al centro de trabajo” y hay “compañeros que meten a sus hijos a trabajar”. Antes, recuerda, la gente de Limpia dejaba a sus hijos en los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI). “Pero al paso de los años dejaron que cualquier niño se inscribiera y luego los niños de los trabajadores no alcanzaban lugar”. 

Su propia hija estudió en un CENDI para después seguir con la educación regular. “Por ejemplo, yo siempre tuve a mi hija en las de medio tiempo y me la llevaba a la oficina hasta la hora de salida. La ponía a hacer tarea y aprendió a jugar en el campamento con cuidado, por los camiones (de recolección)”. 

Adrián confirma esta situación: “Más que nada son compañeras que muchas veces no tienen dónde dejar a sus hijos, es por eso que se ven obligadas a traerlos. No es porque quieran, es porque si no, no trabajan, no ganan”. 

Juan Martín Pérez García, coordinador regional de Tejiendo Redes de Infancia en América Latina y el Caribe, explica que el trabajo precario de menores ingresos suele tener mayor presencia de trabajo infantil. “Se heredan las plazas, se heredan el lugar, como una forma de garantizar la supervivencia familiar”. El experto advierte que el “tema de los tiraderos y la recolección no tienen supervisión, (el trabajo infantil) se ha reportado por décadas”. 

LOS “VOLUNTARIOS” EN EL LIMBO 

Este no es único caso de trabajo informal dentro del sistema de Limpia de la CDMX. La organización Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por su sigla en inglés), en su informe Trabajadores invisibles dentro del servicio de limpia de la Ciudad de México, estimó que para 2018 había por lo menos 10 mil recolectoras y recolectores “voluntarios” dentro del servicio público de limpia que no son reconocidos como tales, los cuales “subsisten del reciclaje informal, también conocido como pre pepena, aunque su número exacto se desconoce”. 

El mismo texto informa que durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera se hizo “público que realizaría la contratación de 10 mil trabajadores voluntarios dentro del servicio público de limpia a través del Programa de Estabilidad Laboral, conocido como ‘Nómina 8’”.  

Sin embargo, “no ha habido transparencia en ese proceso, lo cual hace imposible confirmar esa información”. También se aclara que el 8 de mayo de 2018, la Subsecretaría de Administración y Capital Humano de la Secretaría de Finanzas no tenía “contemplado implementar algún programa de creación de nuevas plazas de trabajo para las personas trabajadoras voluntarias”. 

Se pudo confirmar con un exdirectivo de Servicios Urbanos capitalino que las autoridades actuales del Gobierno de la CDMX tienen conocimiento de la “compleja” situación de estos trabajadores no asalariados de limpia. Al término de este reportaje, la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México no respondió si tienen conocimiento de esta situación de explotación laboral. 

Sofía cuenta que los recolectores informales “pagan por trabajar” ya que el “sindicato les cobra una cantidad por dejarlos laborar en las calles del gobierno”. Ella explica que los titulares de los camiones “juntan todo (el dinero de las propinas)”, el cual suele variar, y lo reparten entre todos los que están involucrados en el precario y riesgoso proceso de recolección de las calles de la Ciudad de México.


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