TRES MUESTRAS DE DEBILIDAD QUE COMIENZA A DAR MORENA
No hay duda de que Morena sigue siendo la fuerza política
más importante del país. Comenzará el periodo ordinario de la siguiente
legislatura con 198 diputados, más que los 191 que tenía en la
legislatura que acaba de terminar. La segunda fuerza, el PAN, tendrá un tamaño
42% menor que el de Morena con 114 curules.
Sin embargo, la política no se trata solo de qué partido es
más grande. En un sistema multipartidista maduro como el mexicano, la política
se trata más bien de ser capaz de hacer tres cosas: coordinarse al interior del
partido, negociar alianzas con el resto y diseñar una estrategia con réditos a
futuro.
En cada una de estas habilidades políticas críticas Morena
está comenzando a dar muestras de debilidad.
Primero, con respecto a la coordinación al interior, cada
vez es más evidente que el partido no tiene procedimientos adecuados de
concertación, ni siquiera con López Obrador. Una muestra de ello es el
escándalo sucedido con el nombramiento de la novelista Brenda Lozano como
agregada cultural de la embajada de México en España.
Cuando la escritora fue criticada públicamente por no ser
afín a Morena, López Obrador primero aceptó su nombramiento diciendo que era
difícil encontrar a alguien afín al partido en la cultura, y luego dio un
vuelco (todo en la misma semana) pidiendo que mejor se nombrara a otra persona.
Todo parece indicar que el nombramiento será cambiado creando fricciones
innecesarias en la diplomacia mexicana.
La debilidad que Morena está mostrando es no saber
coordinarse, ni siquiera en sus propios objetivos. Todas las fricciones de este
caso se hubieran ahorrado si hubiera claridad en las prioridades de selección
de perfiles de Morena.
Segundo, con respecto a la negociación de alianzas, la debilidad
de Morena fue evidente esta semana cuando el partido fue incapaz de negociar
con los otros partidos un periodo extraordinario en la cámara.
Todo comenzó cuando el presidente tuvo que “regañar” a los
legisladores de su partido para que legislaran la revocación de mandato en una
mañanera. Algo de por sí increíble pues evidencia una casi inexplicable falta
de comunicación en la agenda de prioridades de Morena.
Luego del regaño la bancada se apresuró a legislar al v
apor,
pero fracasó en ello. No supo negociar con otras fuerzas, convirtió una
cuestión procedimental en un duelo de orgullo, y con ello fracasó. Los
Morenistas se quedaron no solo con el regaño, sino con la impotencia de no
poder cumplirle al jefe.
La debilidad que Morena está mostrando es una profunda
incapacidad para gobernar si no se hace mediante aplanadoras.
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