DE “MAFIOSILLO” A ALIADO ESTRATÉGICO DE AMLO
San Luis Potosí 6 de mayo de 2021. Algo me quedó claro tras entrevistar a los candidatos de Morena y la Alianza PAN-PRI-PRD al gobierno de San Luis Potosí. El enemigo a vencer es Ricardo “El Pollo” Gallardo, heredero de la mafia política “La Gallardía” y candidato del Partido Verde y el PT al gobierno de ese estado.
Enemigo, no adversario. Así lo calificó la candidata de
Morena, Mónica Rangel. Narco y corrupto. Así lo definió el candidato de la
Alianza, Octavio Pedroza. Ambos coincidieron en que el triunfo de Gallardo
sería entregar la plaza potosina al crimen organizado.
“El Pollo” Gallardo estuvo casi un año en la cárcel durante
el sexenio pasado. ¿Por qué llegó ahí?
En enero de 2015, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, citó en sus oficinas a los dirigentes del PRD, Carlos Navarrete y
Héctor Bautista. Cuando llegaron, el director del Cisen, Eugenio Ímaz, desplegó
una cartulina gigante con la impresión de las redes de vínculos de Ricardo
Gallardo, en ese momento presidente municipal de Soledad de Graciano Sánchez,
San Luis Potosí, pero figura central del perredismo por su control caciquil
sobre el estado y la enorme influencia que le daban su poder y su dinero.
Ímaz les explicó que los servicios de inteligencia del
gobierno habían detectado desvíos multimillonarios desde las cuentas del
Ayuntamiento hacia un puñado de empresas de la familia Gallardo, utilizando
como pantalla una clínica de servicios de salud. Un robo flagrante.
Ante la contundencia de lo expuesto, el PRD pidió al
gobierno que le diera 24 horas para procesar internamente el escándalo que se
desataría, y armar el deslinde perredista de quien era una de sus figuras
centrales. Así sucedió, y luego vino la detención de Ricardo Gallardo.
El expediente
formal en su contra fue por corrupción. La
exhibición de la riqueza de los dos Ricardo Gallardo -papá e hijo han sido
caciques en San Luis Potosí por años- no dejaba espacio a la duda. Pero siempre
han existido sospechas de que los dominios y alianzas de La Gallardía -así les
gusta llamarse- son mucho más peligrosas y oscuras.
Ricardo “El Pollo” Gallardo Cardona pasó once meses aprehendido.
Estuvo en el penal de máxima seguridad de Hermosillo y luego lo llevaron a una
cárcel más suave en Guanajuato. Quedó en libertad, cuentan los que saben, como
fruto de un acuerdo político de “La Gallardía” con el PRI de Peña Nieto.
Alguna vez, Andrés Manuel López Obrador calificó a Ricardo
Gallardo de “mafiosillo”. Hoy, ese “mafiosillo” le aporta diputados para
alcanzar la mayoría en el Congreso: con el dinero y la campaña de “El Pollo”,
se arrastra también el voto a favor de los candidatos del Partido Verde al
Congreso federal, y ya se sabe que el Verde es aliado incondicional del
presidente.
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