LA RED DE LOS CÁRTELES, INTOCADA
Ricardo Ravelo
De acuerdo con los informes tanto de la DEA como de la PGR,
dichas organizaciones criminales son las siguientes: los cárteles del Golfo,
Zetas, Tijuana, Juárez, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Los Rojos, Guerreros
Unidos, Los Ardillos, de la Sierra, Beltrán Leyva, familia Díaz Parada
(traficantes de marihuana en Oaxaca), Valencia, La Familia Michoacana y Los
Caballeros Templarios”.
De todas estas organizaciones derivan decenas de
ramificaciones que, por separado, controlan amplias extensiones de territorios
y han establecido alianzas –políticas y criminales –con autoridades municipales
y estatales para mantenerse impunes y en constante expansión.
Estos cárteles ya no operan únicamente el tráfico de drogas,
pues han diversificado sus actividades y las autoridades estadunidenses las
describen como “más violentas y sanguinarias”, lo que explica el alto nivel de
asesinatos, desapariciones y descuartizamientos que ocurren por todas partes.
Su poder se extiende a todo el territorio nacional, pero
ahora tienen alianzas, al parecer bastante sólidas, con organizaciones de
Colombia, Panamá, Costa Rica y Guatemala.
En suma, el narco mexicano ya es internacional y por ello
difícil de erradicar. De ahí que a López Obrador parece no quedarle otra salida
más que la negociación con el crimen organizado, pues el Estado mexicano carece
de estrategia y no tiene instrumentos de combate.
De hecho, el Gobierno de López Obrador ya empezó a negociar
con el crimen organizado y grupos armados de Guerrero, Michoacán y Tamaulipas,
de acuerdo con una declaración que la semana pasada hizo la Secretaria de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Sin embargo, el Presidente López Obrador
desmintió a Sánchez Cordero y dijo que su Gobierno no negocie ni pacta con
criminales.
“El Estado tiene la responsabilidad de garantizar la
tranquilidad del país”, dijo el Presidente.
Sin embargo, el territorio sigue violentado por el crimen
organizado, pues López Obrador no quiere usar la represión como vía para
enfrentar a los cárteles: su política se basa, dice, en atender las causas que
originan la criminalidad, pero pese a la puesta en marcha de los programas
sociales –una medida que según el frenará la violencia –el país sigue
incendiado por la violencia criminal.
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