CALDERÓN TENÍA MÁS RESPALDO QUE AMLO; 6 DE JUNIO: VIENE VOTO
DE CASTIGO
*Mi solidaridad y apoyo a periodistas, columnistas e
intelectuales atacados sistemáticamente desde Palacio Nacional.
“López Obrador tiene hoy menor respaldo que Calderón al
noveno trimestre de gestión, y Morena está en alto riesgo de perder su mayoría
en todos lados”
Marzo 3 de 2021. Ni el respaldo ciudadano ni la aprobación
popular de un Presidente en las encuestas, son garantía de que el partido en el
Gobierno gane elecciones.
Aún más: La popularidad de un Presidente no es aval de que
su partido vaya con él de la mano y, sin problema alguno, ganen la elección
intermedia.
Ejemplo reciente: Felipe Calderón tenía, al cierre del
noveno trimestre de su mandato, una aprobación mayor a la que hoy observa López
Obrador. Mientras el panista registraba 66 por ciento de respaldo popular, el
tabasqueño hoy tiene 59 por ciento. Siete puntos menos. (Fuente: Consulta
Mitofsky 1/Marzo/2021). ¿Qué le ocurrió a Calderón? Pues que a pesar de que su
aprobación era alta, su partido – el PAN – perdió la mayoría relativa en la
Cámara de Diputados.
¿Y qué nos indica este parámetro?
Que los votantes podrán aprobar la actuación del Presidente
en turno – su desempeño es un ejercicio de poder individual e indivisible
juzgado por simpatías personales o por convicción política-, pero a la hora de
evaluar la actuación de su Gobierno en conjunto, sus políticas y sobre todo,
sus resultados, son más severos y rigurosos al cruzar la boleta en la que no
aparece la figura presidencial.
Y en política, lo único que cuenta son los resultados.
Y los resultados, hoy por hoy, de la autollamada 4T, son un
desastre. En lo económico, financiero, desempleo, salud, pandemia, vacunas,
crecimiento, PIB, inversión, desarrollo, seguridad, etc. Prácticamente en todos
los rubros, el Gobierno obradorista está reprobado por los ciudadanos. Basta
ver encuestas para observar la tendencia negativa en los resultados por sector
del actual régimen.
Calderón tenía en 2009 más apoyo ciudadano que AMLO, y el
PAN perdió la mayoría en San Lázaro.
López Obrador tiene hoy menor respaldo que Calderón al
noveno trimestre de gestión, y Morena está en alto riesgo de perder su mayoría
(no ganada en las urnas en 2018, sino obtenida mediante triquiñuelas
legislativas en complicidad con otros partidos) en la Cámara de Diputados.
La popularidad de un Presidente no debe deslumbrar ni
apantallar a nadie. Al llegar los votantes frente a la boleta electoral, se
diluye y entran en juego otros resortes: la evaluación del Gobierno en turno,
los problemas no resueltos, la actuación de sus legisladores, las conductas
personales, la atención a ciudadanos, la incompetencia, malos candidatos, entre
otros factores.
Así que, como electores, que no nos apantalle la popularidad
de AMLO. Calderón tenía mayor respaldo y el PAN perdió la intermedia. Hoy, con
peores resultados, la 4T está encaminada a recibir un voto de castigo
mayoritario, dados sus pésimos saldos como Gobierno.
La elección intermedia del 6 de junio es un referéndum al
Gobierno en turno.
Y la 4T está reprobada como Gobierno en ejercicio.
Por eso habrá voto de castigo contra Morena.
A tres meses de la estratégica elección intermedia,
recurramos a la aritmética electoral. A las cifras irrebatibles. A los
inapelables datos duros:
De febrero de 2019 a febrero de 2021 (24 meses de
administración), López Obrador ha perdido alrededor de 10 millones de votos.
Sí, los mismos que obtuvo de la franja de indecisos en la elección presidencial
de 2018.
¿Cómo se obtiene esta cifra?
Roy Campos, número uno de Consulta Mitofsky, explica que un
punto porcentual en encuestas, equivale a 500 mil votos. Dos puntos, un millón
de votos, y así sucesivamente.
La mayoría de las encuestas, en promedio, registraban, en
febrero de 2019, un 80 por ciento de respaldo ciudadano para AMLO. Estaba en
las nubes. Sin embargo, múltiples factores: el desgaste natural al gobernar,
los pésimos resultados económicos, el desempleo brutal, cero crecimiento, la
quiebra de empresas y comercios, presupuestos miserables al sector salud, el
saqueo a los fideicomisos públicos, la pandemia fuera de control, la ausencia
de apoyos a millones de familias desamparadas, los muertos disparados, la
insuficiencia de vacunas, la violencia fuera de control, el discurso
divisionista presidencial, las frases desafortunadas de AMLO, sus miles de
mentiras, su insensibilidad y, en general, un mal desempeño como gobernante,
han desplomado a López Obrador de las encuestas, que le otorgan ahora un 58 por
ciento promedio de apoyo popular.
Así, ha registrado una caída de entre 20 y 25 puntos de
aprobación ciudadana, lo que equivale al desplome más fuerte durante el primer
cuarto de Gobierno en comparación a los últimos tres presidentes: Fox, Calderón
y Peña Nieto.
Tomemos, como base, la caída más conservadora: 20 puntos.
Luego entonces, esos 20 puntos se traducen en alrededor de
10 millones de votos perdidos por AMLO durante los últimos 24 meses de
Gobierno, tomando como parámetro la tabla arriba señalada.
¿Y qué reflejan estas tendencias?
Que López Obrador ya perdió los votos de indecisos que ganó
en 2018, ante el desastre que significó el Gobierno de Peña. Fue un castigo
durísimo para el PRI, como castigo también para el priato fueron alrededor de
cinco millones de votos en contra emitidos por priistas furiosos e indignados
por la designación del externo José Antonio Meade como candidato presidencial.
Esos votos de priistas resentidos fueron a parar a la causa del expriista López
Obrador. Pero como cada elección es diferente en emoción y entraña, se antoja
muy difícil que esa franja del priismo vuelva a votar por AMLO.
Así, de esta ecuación electoral – 10 millones de indecisos /
voto de castigo ciudadano al PRI / cinco millones de priistas resentidos por la
imposición de Meade -, se desprenden los 15 millones de votos adicionales que
ganó AMLO en 2018 y que se sumaron a los otros 15 millones de sufragios que han
sido la base electoral tradicional del tabasqueño durante las presidenciales
del 2006 y 2012. Total: 30 millones de votos en 2018.
(En la elección presidencial del 2006, AMLO registró 14
millones 756 mil 350 votos. En la del 2012, fueron 15 millones 848 mil 827
votos. Ese es su piso electoral).
“El voto de castigo no nos hará daño en 2021, porque López
Obrador mantiene el apoyo de 30 millones de votos”, dicen los fanáticos y las
plumas afines a AMLO. No es así. Les tenemos malas noticias para su causa: la
mitad de esos votos ya los perdieron. Se esfumaron. Se les fueron.
Aún más:
En las elecciones locales del 2019, la 4T perdió alrededor
de tres millones de votos.
Y en 2020, el PRI los arrasó en Hidalgo y Coahuila.
AMLO es Morena y Morena es AMLO. No hay más.
Sin embargo, enfrentan un problema: los activos de López
Obrador no brincarán en la elección intermedia a favor de Morena pero, en
cambio, su pérdida de votos sí se reflejará en menos votación para el partido
morado. Es una ecuación natural. Son votos que tanto AMLO como Morena han
perdido en dos años de gestión: 10 millones de votos indecisos que los
beneficiaron en 2018. Y ya sabemos que el voto indeciso hace ganar o perder
elecciones.
Por eso andan apurados repartiendo dinero para comprar
votos.
Por eso andan apurados aprobando leyes regresivas.
Por eso andan apurados lanzándose contra gobernadores
opositores.
Porque saben que el 6 de junio se les vendrá un fuerte voto
de castigo.