MUERTES LIGADAS A LOS GRANDES CASOS DE MÉXICO
Por: Héctor De Mauleón
Publicado el 17 de junio de 2025.- La madrugada del sábado 14
de junio, tres hombres encapuchados irrumpieron en el domicilio,
en Jilotepec, Estado de México, de Patricio Reyes Landa,
conocido como El Pato, exintegrante del grupo criminal Guerreros
Unidos e involucrado en la desaparición de 43 estudiantes de la
normal rural de Ayotzinapa.
Su esposa declaró que los sorprendieron durmiendo, que los
encapuchados dijeron ser “personal de la fiscalía”, y que le pidieron que
abandonara el lugar.
Cuando regresó, encontró el cuerpo de Reyes Landa con
múltiples heridas y al lado de varios casquillos percutidos.
Reyes Landa fue uno de los primeros detenidos, en octubre de
2014, por el caso Iguala. Sicarios de la organización criminal señalaron
que esa noche se habían reunido en la casa que este habitaba
en Cocula y que salieron de ese sitio para recoger “los paquetes”: el
grupo de alumnos que policías municipales les entregaron.
Esos mismos detenidos señalaron que El Pato había asesinado en
el basurero de Cocula, con tiros en la cabeza, al menos a tres alumnos.
El exprocurador Jesús Murillo Karam, durante la célebre
conferencia que ofreció el 7 de noviembre de 2014, se basó en el testimonio de
Reyes Landa para asentar lo que él mismo llamó “la verdad histórica”: que
los estudiantes fueron secuestrados, asesinados y calcinados en el basurero de
Cocula.
Señaló también los vínculos del alcalde de ese municipio con
jefes y sicarios de Guerreros Unidos, como Gildardo López Astudillo, El
Cabo Gil, y Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo. El Pato era el
encargado de recoger el dinero que dicho alcalde, César Peñaloza, le
enviaba a Cabo Gil.
Reyes Landa declaró que había asesinado a tres de los alumnos
y que luego se fue a vigilar que nadie subiera al basurero. Trabajadores de un
camión recolector de basura lo vieron a la mañana siguiente precisamente en el
basurero.
Tiempo después se alegó que El Pato había sido víctima de
tortura: en 2018 un juez determinó que su testimonio carecía de validez y
ordenó su liberación. Fue uno de tantos integrantes de Guerreros Unidos que
fueron liberados durante el sexenio de AMLO.
En 2019 Reyes Landa volvió a caer, esta vez por portación de
armas de fuego. Lo liberaron dos años más tarde: fue asesinado el sábado,
semanas después de que el Décimo Tribunal Colegiado en Materia
Penal de la Ciudad de México resolviera que, a más de una década
de los hechos, no está acreditada ninguna otra versión sobre lo ocurrido la
noche de Iguala que no sea la que indica que los alumnos fueron asesinados y
quemados en el basurero, y que sus restos fueron luego disipados en el río San
Juan a manos de integrantes de Guerreros Unidos.
Un día después de que Reyes Landa fuera asesinado, la fiscalía
del Estado de México recogió en un camino de terracería
de Zinacantepec el cuerpo del juez Everardo Maya Arias: se
hallaba dentro de una camioneta, con una herida de bala en la cabeza y una
pistola en las piernas.
Maya Arias estuvo involucrado en varios casos de alta gama.
Hace un año, en julio de 2024, el entonces presidente López Obrador lo acusó en
una “mañanera” de favorecer delincuentes: Maya le había otorgado un amparo
contra la prisión preventiva justificada a otro de los grandes involucrados en
el caso Iguala: el exalcalde José Luis Abarca, al que se vinculó desde
2014 con la desaparición de los estudiantes normalistas.
Hace tres años, en 2002, y en uno de los casos que mayor
revuelo desató, Maya Arias concedió una suspensión definitiva a Ovidio
Guzmán, el hijo del Chapo, contra una orden de aprehensión emitida por
autoridades federales.
Figuraba también entre los jueces que Arturo
Zaldívar presionó para que resolviera asuntos que interesaban
políticamente a AMLO.
Tras el asesinato de Patricio Reyes Landa, la fiscalía del
Edomex está interesada en apurar las pruebas de radizonato y de huella
balística, para confirmar si esta coincidencia extraña se trató o no de un
suicidio.
Una coincidencia más, que habla de las cosas oscuras que en
México se están moviendo bajo el agua, fue el asesinato ese mismo domingo en
una colonia de Zapopan, Jalisco, de Lázaro Gambino Espinoza, concuño de
otro de los hijos del Chapo: Iván Archivaldo Guzmán Salazar.
Gambino Espinoza, casado con una hermana de la esposa de Iván
Archivaldo y exdirector jurídico de la Universidad Autónoma de Sinaloa,
fue nombrado presidente de la Junta Local de Conciliación y
Arbitraje de ese estado en noviembre de 2021, a la llegada de Rubén
Rocha Moya al poder.
Hace unos meses, su imagen apareció en los volantes lanzados
sobre Culiacán desde una avioneta, en los que, en medio de la guerra entre
facciones del Cártel de Sinaloa, varias personas fueron señaladas de tener
vínculos con Los Chapos. “No lo conozco, pero el que debe tener algo de
información es el secretario (de Gobierno)”, declaró Rocha Moya.
Qué días tan raros. Una red de podredumbre es el entramado que
liga nombres y muertes violentas, todas vinculadas a los grandes criminales de
México.
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