EL SECRETARIO DE DUARTE Y LA CORRUPCIÓN QUE
TAMAULIPAS QUIERE CENSURAR
Por: Héctor De Mauleón
Publicada el 20 de mayo de 2025. El 9 de junio de 2021, según
uno de los documentos hackeados a la Secretaría de la Defensa
Nacional por el llamado colectivo Guacamaya, se llevó a cabo una larga
reunión de trabajo en las instalaciones militares de Lomas de Sotelo, en la
Ciudad de México. El objetivo: impulsar la “Estrategia de la SEDENA para
el fortalecimiento de las Aduanas”.
De acuerdo con la minuta de trabajo, en aquella reunión iba a
tratarse, entre otros temas, el relevo en las aduanas de Tamaulipas, Nuevo
León, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Baja California, Quintana Roo y Chiapas.
AMLO había anunciado que a fin de “limpiar todas las aduanas” había
decidido solicitar la ayuda de la Sedena y la Semar: que especialmente las
aduanas del norte pasarían a manos de los militares.
Así que en aquella larga reunión se habló del nombramiento de
administradores y subadministradores procedentes del Ejército, de la
capacitación del personal que a partir de abril de 2022 habría de hacerse cargo
de las aduanas, de los términos de colaboración que iban a establecerse con
el SAT, y de los requerimientos tecnológicos y de instalaciones para
alojamiento y alimentación del personal militar que sería desplegado cuando
todo quedara listo.
De acuerdo con López Obrador, el fin de todo esto era
acabar con el contrabando, el tráfico de drogas y de armas, y la corrupción reinante
(al huachicol no lo mencionó, porque eso, según él, ya se había acabado).
Quienes llevaron la reunión ante los inexpertos militares
fueron el entonces Administrador General de Aduanas, Horacio Duarte y
–se lee claramente en el documento hackeado por Guacamaya-- su secretario
particular, el Lic. Juan Carlos Madero Larios.
El primero de los acuerdos a que se llegó fue que iba a
informarse al secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio
Sandoval, de que solamente Horacio Duarte y su “secretario particular”,
el licenciado Madero Larios, serían los canales de comunicación entre la Sedena
y la Administración General de Aduanas.
Más de un año después de aquella reunión, el 18 de agosto de
2022, el general Luis Cresencio Sandoval le envió al titular del Centro
Nacional de Inteligencia, general Audomaro Martínez Zapata, un documento
confidencial en el que le informaba que, según investigaciones de la Sedena, el
Lic. Juan Carlos Madero Larios recibía recursos procedentes “de negociaciones
con operadores externos de las aduanas de Baja California y Sonora”, y había
sido señalado por la dirección de Inteligencia y el Centro de Control de
Operaciones del Ejército de participar en “actos de corrupción relacionados con
el contrabando de hidrocarburos, y de pepino de mar cuando laboró en
la aduana de Progreso, Yucatán”.
El general Sandoval le recordaba a Audomaro Martínez en su
carta confidencial que Madero Larios debía haber sido cesado el 25 de agosto de
2021 y que, sin embargo, más de un año después, seguía cobrando como Administrador
de Operación Aduanera, “como se puede constatar en la nómina transparente de la
Función Pública”.
Como se ha dicho, en aquel documento, el entonces secretario
de la Defensa acusó a otros funcionarios de manipular el Sistema de
Parametrización “para presuntamente realizar actos de extorsión a los
Agentes Aduanales”.
En la parte final de su carta, Sandoval le “sugería” a
Martínez que “se realicen las acciones legales procedentes para evitar
que evadan la acción de la justicia o quede en la impunidad la
actuación de dichos servidores públicos”.
Un segundo documento filtrado por Guacamaya prueba que Madero
Larios efectivamente fue secretario particular de Horacio Duarte: “el 21 de
agosto de 2021, el general Ramiro Gómez Contreras, jefe del Centro de
Control Operativo aduanal dirigió un escrito al licenciado Luis Carlos Madero
Larios, secretario particular del Administrador General de Aduanas” para
informarle que “con motivo de las intensas lluvias que se han suscitado, han
provocado inundaciones en el área de salida de los carriles ligeros y rapiscan,
las que a su vez dieron lugar a la aparición de baches en la ruta fiscal y en
las vías de comunicación interna”. Gómez Contreras le pedía al secretario de
Duarte que acelerara las gestiones necesarias para reparar los
hundimientos que estaban afectado el buen funcionamiento de la Aduana de Matamoros.
El general Sandoval supo lo que estaba ocurriendo con Madero
Larios y su círculo de corrupción, y se lo informó al general Audomaro Martínez.
Pero el titular del Centro Nacional de Inteligencia no procedió contra el
secretario de Horacio Duarte a fin de evitar que este evadiera la justicia o
que “su actuación” quedara impune.
Duarte se fue más tarde a dirigir al Estado de México la
campaña de Delfina Gómez. La corrupción aduanal quedó intacta, en manos
del mismo grupo que la había manejado durante los primeros años del sexenio de
AMLO. En esa época, los negocios ilícitos llevados a cabo en la
aduana fueron de tal magnitud, que Sergio Carmona, el Rey del Huachicol,
sacó de las aduanas dinero suficiente para financiar campañas políticas de
Morena en todo el estado (y en otros, muchos otros estados).
Hoy, una cuñada del funcionario denunciado por Sandoval, y
exconsejera jurídica del gobierno de Américo Villarreal, hace campaña para
presidir el Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas.
Esa es la realidad que con amenazas de multas y de cárcel, en
un ataque directo a la libertad de expresión, un Tribunal de Tamaulipas
nos quiere obligar a callar por medio de denuncias presentadas en contra
de EL UNIVERSAL y de este columnista.
No callar es, simplemente, defender el derecho que a todos nos
otorga la libertad de expresión.
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